Música y sexo ¿Qué onda?

La Lic. Noe Benedetto abrió la cajita de consultas y nos trae una duda histórica ¿Qué onda la música y el sexo?

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En esta entrega les quiero hablar de la relación entre sexo y música para que descifremos un poco esta frase tan famosa de “sexo, drogas y rock and roll”.

Las personas llevan haciendo música desde hace más de 40.000 años pero lo que no sabemos a ciencia cierta es el por qué. Todas las culturas conocidas hasta el momento han tenido música, incluso aquellas que no tenían lenguaje escrito. A diferencia de otras actividades necesarias para la reproducción de la vida cotidiana, hacer música no muestra ninguna ventaja evolutiva.

Hay muchas teorías dando vueltas, pero para Darwin hacemos música para tener sexo. En “El origen del hombre” planteó que las notas musicales y el ritmo fueron adquiridos para “cautivar al sexo opuesto”.

Darwin consideraba la selección sexual como auxiliar de la selección natural: era la “supervivencia del más sexy”. Según esta teoría, la destreza en el canto y en crear música funcionaría como la cola del pavo real: inútil, pero poderosamente llamativa.

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La música es un estímulo sensorial auditivo y también un potente afrodisíaco, puede oficiar como potenciadora del deseo y catalizadora del encuentro sexual.

La música y el sexo

En 2012 Spotify hizo un estudio que encaró el psicólogo musical Müllensiefen, titulado Science Behind the Song, y que tenía como objetivo investigar el papel de la música en el sexo y el enamoramiento. De una muestra de 2000 personas salieron estos datos: el 40% encontraban la música más excitante que el tacto en la relación sexual; la melodía estimula los mismos centros de placer en el cerebro que el sexo o la comida; y las voces roncas y ásperas resultan ser las más excitantes.

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Pareciera que el sexo marida muy bien con alguna banda sonora y, si no hay música a nuestro alcance, los susurros, jadeos, gemidos y suspiros cumplen la función de aumentar nuestra excitación, sobre todo en aquellas personas en las que su plano erótico predominante es el sensorial. De hecho, algunas melodías y letras, se han basado en los sonidos del encuentro sexual.

Según un artículo titulado “La música del sexo” publicado en la revista Men’s Health, de la Ohio School of Communication (EE.UU.) las socializadas mujeres que escuchan canciones hot están más dispuestas a dejarse llevar y pasar un buen rato en lo sexual.

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Para el sexólogo Santiago Frago, la música es un elemento importante a nivel terapéutico cuando se trata de trabajar el erotismo en un plano sensorial, ya que tiene una gran capacidad de evocación, de transportarnos a momentos o a escenarios más placenteros. Es muy adecuada para personas a las que les cuesta desconectar y dejarse llevar por sus sensaciones. Genera intimidad. El oído es un sentido muy importante a tener en cuenta en el ámbito erótico, y no solo me refiero a la música, sino a las palabras, a lo que se dice mientras practicamos el sexo.

Babasónicos: líder en el género musical orgásmico

Tendemos a identificar la música con su historia y suponer que el rock es la que más linkea a la lujuria. Si existiera un género musical orgásmico, creo que lo encabezaría Babasónicos, tal como se lo ha definido en algún momento, es “una fantasía bailable impregnada de sexualidad”. En esta banda liderada por Dárgelos, el goce y satisfacción son protagonistas, en una sociedad donde el placer es un lujo anhelado, sus letras rozan el erotismo con lo pornográfico y el cortejo es una constante en todos los shows.

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Uno de mis temas favoritos es Rubí (2001), trata sobre autoestimulación, en sus dos polémicas versiones (Él y Ella) dirigidas por Juan Cruz Bordeau, la primera, protagonizada por Lucas Escariz fue un escándalo. Los canales de música habían optado por pasar el video pocas veces y de madrugada. Youtube lo censuró. La segunda versión, se rodó un año después, la protagonizó Mariana Anghileri y se estrenó en un show que Babasónicos realizó en el estadio Luna Park. Es una cara real teniendo un orgasmo real, nos muestra como somos cuando nadie mira. Masturbarse es tener sexo en solitario pero no en soledad.

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Además, hay miles de referencias explícitas o metafóricas en relación al erotismo en sus letras, a desear y ser deseante sin distinción de géneros, prácticas sexuales no coitocentristas, al igual que a diferentes modos de vincularse sexoafectivamente, como el amor libre y la no exclusividad sexual; vamos con algunos fragmentos:

1) Barranca abajo (2011): “Quiero que te saques la ropa.

Y que sigas siendo mala en pelotas, porque sí”.

2) Como eran las cosas (2008): “Qué ridículo es que pienses

Que todo es tuyo, inclusive yo”.

“Entonces deshace el hechizo

Que me obliga a arrastrarme entre Guinea y tus sabanas”.

3) Putita (2003): “Sos tan espectacular que no podés ser mía nada más

(Tenés que ser de todos)

La piel, los labios donde roza la bambula serán mi prado, mi vergel.

Probar tu galletita

Con toda devoción”

3) Irresponsables (2003): “Somos culpables de este amor escandaloso