La Sexión: ¿Por qué algunas canciones nos excitan más que otras?

La Lic. Noelia Benedetto estuvo en Cosquín Rock 2025 y salió a consultar cuáles son las canciones que más musicalizan los deliciosos.

La edición de plata del Cosquín Rock 2025 reunió a miles de amantes de la música en un encuentro inolvidable donde la conexión emocional y física con los sonidos quedó patente en cada instante. La música en vivo y las letras cargadas de pasión parecieron, una vez más, despertar en las personas algo más que alegría o nostalgia: una sensación de excitación intensa y visceral. Pero, ¿qué hay detrás de esta respuesta emocional y física a ciertas canciones?

El poder de la música sobre la mente y el cuerpo

La música tiene la capacidad de activar una amplia gama de áreas cerebrales, incluidas las que controlan las emociones, la memoria y la recompensa. De acuerdo con estudios neurocientíficos, escuchar una canción que nos gusta puede desencadenar la liberación de dopamina, el neurotransmisor asociado al placer y la motivación. Cuando una canción particularmente apasionada, sensual o intensa resuena con nosotros, es común experimentar una respuesta física: piel de gallina, respiración acelerada o incluso una excitación sexual.

En eventos como el Cosquín Rock, donde las emociones se intensifican por el entorno social, el baile y la conexión colectiva, estas respuestas pueden multiplicarse. La música en vivo tiene una energía muy particular generando una experiencia sensorial total. Además, ver a músicos y músicas interpretando sus canciones puede desencadenar una respuesta erótica, especialmente cuando las letras o los ritmos apelan al deseo, como es el caso de Babasónicos, Silvestre y la Naranja, Airbag, El Zar, Divididos, entre otros.

Ritmos, letras y género: La construcción del deseo musical

No todas las canciones provocan las mismas respuestas sensoriales en todas las personas. Aquellas con ritmos pulsantes, letras sugestivas o melodías ascendentes suelen tener mayor potencial para generar excitación, esto se debe a que la cultura popular ha moldeado nuestras respuestas emocionales y sexuales a la música.

Históricamente, muchas canciones de rock han utilizado imágenes y letras cargadas de erotismo y deseo. Sin embargo, este erotismo ha sido tradicionalmente interpretado desde una perspectiva masculina y heterosexual. Las mujeres, por ejemplo, frecuentemente han sido retratadas como objetos de deseo (musas y groupies) más que como sujetos con su propia agencia sexual. Esto ha cambiado en las últimas décadas gracias al auge de artistas feministas y queer que han reivindicado su derecho a la expresión sexual en sus letras y performances. En esta edición estuvieron presentes Nicki Nicole, Zoe Gotusso, Javiera Mena, Manu Martínez, Ivonne Guzmán (La Delio Valdez), entre otras.

La memoria emocional y su papel en la excitación

La música también actúa como un disparador de recuerdos. Muchas veces, una canción nos excita no sólo por su contenido, sino por la asociación con experiencias pasadas. Una persona que compartió un momento íntimo escuchando una melodía en particular podría revivir esa conexión emocional y física cada vez que la escuche. En el contexto de festivales como Cosquín Rock, estas conexiones pueden intensificarse debido a la naturaleza del evento. La sensación de libertad, el baile cercano a otras personas, las corporalidades en modo verano crean un ambiente que puede favorecer la excitación física y emocional.

Performance en vivo y erotismo escénico

La manera en que los artistas se presentan en el escenario también influye. La expresión corporal, la mirada intensa, los movimientos pélvicos y el contacto visual con el público pueden ser poderosos desencadenantes de deseo, esto puede generar una atracción sensual. Además, ciertos géneros musicales, como el blues, el rock clásico y el indie alternativo, tienen una larga historia de mezclar erotismo con expresión artística. Las letras sugerentes y los solos de guitarra intensos pueden actuar como metáforas sonoras del deseo, activando respuestas sensoriales en el público. Un ejemplo vivo fue la aparición de Ca7riel sobre el escenario.

El papel terapéutico de la música en la exploración del deseo

Desde la sexología, se puede utilizar la música como una herramienta terapéutica para ayudar a las personas a reconectar con su deseo y placer. Algunas técnicas incluyen la creación de playlists personalizadas que evoquen recuerdos y sensaciones positivas. Además, el baile libre y consciente puede ser una forma poderosa de liberar tensiones y explorar la propia sensualidad en un entorno seguro.

La música también puede ser un puente para la comunicación en pareja. Compartir canciones que evocan deseo o hablar sobre cómo ciertos temas musicales despiertan emociones específicas puede ser una forma creativa de potenciar la intimidad y la conexión emocional.

Conclusión: La música como lenguaje del deseo

El Cosquín Rock 2025 no solo fue un festival de música; fue una celebración de emociones, conexiones y deseo compartido. La música tiene el poder de despertar nuestros sentidos y conectar con nuestro deseo de formas únicas y personales. Comprender cómo y por qué algunas canciones nos excitan más que otras puede ayudarnos a explorar nuestra sexualidad con mayor libertad y conciencia. Al final del finde, puedo decir que el deseo no solo es una respuesta fisiológica o genital; es una experiencia de disponibilidad que implica para muchas personas la participación del arte y la conexión erótica en su forma más apasionada.

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