¿El sexo arruina la amistad? La columna de la Lic. Noelia Benedetto
Se viene el día del amigo y con ello surge el debate ¿Qué pasa con los amigos con derechos? ¿El sexo arruina la amistad?
Hay un pensamiento muy instalado en nuestra sociedad sobre que el sexo entre amigos pone en riesgo la propia amistad, una línea que se recomienda no cruzar, pero ¿hasta qué punto es eso una realidad?
Esta creencia se basa en la supuesta idea de que el sexo inevitablemente lleve al enamoramiento en solo una de las dos partes y acabe rompiendo la relación de amistad, tal y como era antes de sexualizarla. Que esto ocurra es solo una de las posibilidades -que hay que asumir si se quiere seguir adelante-, pero también existen otros escenarios que pueden aportar mucha satisfacción, crecimiento y fortalecimiento de los lazos que ya unían la relación.
Para aclarar todo tipo de dudas, desde Notify hablamos con la Licenciada en Sexología, Noelia Benedetto, para que nos dé su opinión al respecto.
Benedetto explica que “pareciera que cuando el sexo aparece en lugares que no debería aparecer, lo pone en riesgo. Pero si pensamos el sexo como una práctica, puede cambiar la calidad del vinculo pero no necesariamente haya que cambiarle el titulo. Yo no digo amigos con los que comparto un secreto, amigos con los que comparto un viaje, son amigos en si” .
El punto es ¿Por qué las opciones son mejorar o arruinar? Según la licenciada es cierto que la relación cambia en un determinado aspecto debido a que se añaden otro tipo de prácticas que producen modificaciones en la calidad del vínculo pero no sifnifica que el vínculo en sí cambie.
Un estudio realizado en Estados Unidos por la investigadora Heidi Reeder, de la Boise State University, tras encuestar a más de 300 personas, aportó el dato de que un 75% de los que habían tenido sexo con sus amigos consideraban que este había sido bueno para su relación. De este 75%, la mitad aproximadamente continuó la amistad, fortalecida por ese mayor grado de intimidad, y para la otra mitad la relación avanzó hacia un compromiso mayor, convirtiéndose en pareja.
Otra conclusión de esta investigación fue que hay factores necesarios para que la unión de sexo y amistad sea positiva. El que si o si debe priorizarse es que ambos implicados deben tener claras las expectativas de la relación que se está estableciendo.
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“En algún momento se activa determinado tipo de intimidad sin la necesidad de tener que eliminar algo. Los acuerdos, el consenso y el consentimiento son claves en cualquier vínculo. Pero es necesario sacar los riesgos del medio. Cada quien debe revisar a que quiere, a que desea y a que puede ponerle el cuerpo porque la afectación es inherente a cualquier vínculo. Hay cosas que no son para todas las personas”, añadió Benedetto.
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Al mismo tiempo sostiene que “las amistades son vínculos afectivos en sí mismos, pero pareciera que los afectos que circulan en ellas no pueden ser los mismos que los circundantes en los sexoafectivos: amor (y romántico). Es como un efecto dominó, como si la aparición del sexo determinara otras partes del contrato. No elegimos conscientemente qué vínculos nos van a erotizar y cuáles no, terminan siendo más las normas sociales las que nos plantean barreras a nuestros deseos”.
Por último concluyó que “Hay que abrazar el cambio. Necesariamente va a suceder una transición pero hay que correrse del lugar de que esto implica un riesgo”.
Su sugerencia como profesional es establecer límites claros del contrato sexual (en ningún lado está escrito que la amistad no implica sexo, o que el sexo no implica amistad) y posicionarse de una manera éticamente afectiva ante estos escenarios.