Brasil investiga genocidio en aldeas indígenas

Lula da Silva declaró la emergencia sanitaria en la zona ante la precaria situación de salud de los integrantes del pueblo indígena Yanomami.

Brasil investiga genocidio en aldeas indígenas de Amazonas y Roraima. La Policía Federal de Brasil adelantó que se abrirá una investigación para determinar si la emergencia sanitaria que se vive en el pueblo indígena Yanomami está vinculada a una omisión, lo que constituiría el delito de genocidio.

El Ministerio de Justicia presentó una denuncia tras detectar la grave situación de salud que atraviesan los yanomamis en los estados de Amazonas y Roraima, donde viven 27 mil indígenas. De acuerdo con el nuevo Gobierno, existió una “falta de asistencia” y “abandono” de esta comunidad en materia de salud y un hostigamiento de parte de los mineros ilegales que actúan sobre la Amazonia.

En la denuncia se destacan “reiterados pedidos de ayuda” que se solicitaron desde 2019 al Gobierno y fueron ignorados. El pasado sábado, el presidente Lula da Silva visitó la zona y declaró la emergencia sanitaria “de importancia nacional”. Por ello, se enviaron refuerzos del Ministerio de Salud y otros organismos del Estado.

Desde ese entonces, más de mil indígenas recibieron atención de emergencia por presentar, en su mayoría, cuadros de desnutrición. Por otro lado, se registró que unos 570 niños yanomamis murieron a causa de la contaminación de mercurio, la desnutrición y el hambre en los últimos cuatro años. Además, se detectaron casos de malaria y otras enfermedades.

De comprobarse una “omisión” deliberada del Gobierno, el ministro de Justicia, Flávio Dino aseguró que existirían “fuertes indicios de un delito de genocidio”. Desde la asunción de Bolsonaro al poder en enero de 2019, la región amazónica se vio acechada por la minería ilegal y la falta de garantías sobre los derechos de los pueblos indígenas.

Testigo del horror

André Siquiera, especialista en medicina tropical, fue enviado a Roraima por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y sostuvo que fue testigo de “la peor situación sanitaria y humanitaria” que jamás haya visto. “Lo que vimos fue una situación muy precaria en términos de salud, con pacientes que sufrían desnutrición grave, infecciones respiratorias, muchos casos de paludismo y enfermedades diarreicas. Junto a esto, había escasez de equipos y de estructura”, señaló. “Vemos sufrir a los padres, a los niños y a toda la comunidad. Pero pese a todas las dificultades hay un gran sentido colectivo. Incluso la gente hambrienta, cuando recibe algo de comida, intenta compartirla con los que están allí”, añadió.

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