Miles de manifestantes en Francia protestan contra la ley de inmigración

Los cambios propuestos por la reforma, impulsada por la ultra derecha, endurecen las condiciones para los migrantes y solicitantes de asilo.

Miles de ciudadanos de Francia se manifestaron el 21 de enero frente a la Torre Eiffel para protestar contra las reformas a la ley de inmigración que se aprobó el mes pasado. La reforma, impulsada por la ultra derecha, endurece las condiciones para los migrantes y solicitantes de asilo.

Los manifestantes, que portaban pancartas con mensajes como “No a la ley racista” y “Francia es una tierra de acogida”, pidieron el retiro total de la reforma.

“Esta ley es una vergüenza para Francia”, dijo Mariama Sidibé, portavoz de un colectivo de migrantes sin papeles. “Es una ley racista que criminaliza a los migrantes y solicitantes de asilo”.

La reforma, aprobada por el Parlamento el 19 de diciembre de 2023, introduce una serie de cambios importantes, entre ellos:

  • Los nacidos en Francia de padres extranjeros ya no accederán automáticamente a la nacionalidad francesa al cumplir los 18 años. El tiempo de residencia necesaria para la naturalización se extiende a 10 años.
  • Se limita a 10.000 el número de permisos de residencia anuales para trabajadores de sectores de alta demanda.
  • Se elimina el derecho automático al trabajo para los solicitantes de asilo.
  • Se endurecen las condiciones de acceso al trabajo para los estudiantes.
  • El plazo para solicitar ayudas para la vivienda aumenta de 6 meses a 5 años.
  • Se reducen los amparos proteccionistas contra la expulsión y se prevé la quita de la nacionalidad francesa a ciudadanos con dos nacionales que cometan determinados delitos.

El proyecto, aprobado por el Senado y la Asamblea Nacional, recibió 268 votos a favor provenientes del bloque oficialista de Macron, y los partidos conservadores Les Républicains y Rally Nacional. Los 186 votos que rechazaron la reforma fueron, en su mayoría, por parte de la coalición de izquierda NUPES.

El ministro del Interior, Gérard Darmanin, defendió la reforma, afirmando que es necesaria para “regularizar a los que trabajan”. “Ningún Presidente de la República, ningún gobierno, ninguna mayoría -ni siquiera François Mitterrand en 1981- ha puesto en la ley de la República el fin de la hipocresía: regularicemos a los que trabajan”, declaró.

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