“Los policías dejaron que Blas muera”

Juan Cruz Camerano Echavarría, el joven que conducía el automóvil en el que se transportaba Valentino Blas Correas dijo que “Los policías dejaron que Blas muera”. “A Blas lo tenía en mis brazos. Me miraba y pedía ayuda. Nunca voy a olvidar esa mirada”, dijo el Echavarría declaró en el juicio a los 13 efectivos policiales que participaron del asesinato de Blas y su posterior encubrimiento.

El joven recordó que la noche del 5 de agosto de 2020, cuando se reunieron para salir a un bar, tuvieron un inconveniente con dos personas que se trasladaban en una motocicleta y les rompieron el espejo retrovisor cuando estaban cerca de la rotonda del barrio Las Flores. Creyendo que esas personas iban a robarles, los jóvenes escaparon rápidamente del lugar. Al llegar a Vélez Sársfield y Romagosa, visualizaron el control policial que les pidió detenerse.

Echavarría recordó que al reducir la velocidad y ver que el oficial “toma el arma, la desenfunda y apunta contra el auto” tuvo “miedo” y “siguió de largo”. “Me asusté. Era la primera vez que veía un arma desenfundada”, dijo. Minutos después se dio cuenta que le habían “acribillado el auto” y escuchó que Valentino Blas le dijo a Camila Toci que le habían disparado. Allí fue cuando decidieron buscar un centro de salud y se acercan al Sanatorio Aconcagua. “A los gritos pedimos ayuda y nos dicen que no nos va a atender”, indicó.

Cuando se dispusieron a seguir camino hacia otro hospital, la policía los interceptó. “A los policías les pido por mi amigo que se estaba muriendo, que lo había matado la policía”, dijo. “Lo escuchaba cómo luchaba por respirar, estaba agonizando, suplicábamos que alguien lo vea”, recordó y añadió que “los policías dejaron que Blas muera” ya que “nada hicieron por salvarle la vida”.

Camila Toci, la joven que viajaba en el asiento del acompañante también prestó declaración. Toci dijo que cuando pasaron el control sintió “como un bombardeo, como si fueran piedras”. “En ese momento, Blas me mira a los ojos y con voz temblando me pide que lo lleve al hospital. Entonces me doy cuenta que no eran piedras, que eran disparos. Tenía un agujero en la espalda”, contó. “No le tomaron el pulso, no lo atendieron, sólo se ocupaban de hacernos sentir culpable. Hasta el momento no sé por qué nos disparó la policía. No hicimos nada”, recordó la joven.

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