En principio habría que preguntarse acerca de qué sería o qué tendría que tener el sexo para ser considerado disfrutable. Si la respuesta implica: erección, penetración sostenida y orgasmos, es muy probable que estemos confundiendo rendimiento con disfrute. No hay una respuesta ni una receta que sea funcional para todas las personas (creo que lo que funciona es particular, hay que contemplar la singularidad situada de cada quien con cada vínculo), pero vamos a pensar en algunas cuestiones que pueden aportar a la causa…
1. Empezar por una misma: Autoerotismo. Animarse a explorarse, tocarse y conocerse, como medio inicial para encontrar nuestro propio disfrute y desarmar el mito de que la otra persona es responsable de satisfacer mi placer. La autoestimulación es una oportunidad para revisarse de manera erótica y otorgarse momentos placenteros, reconocer de qué forma se disfruta del cuerpo, sus placeres y también para poder compartir con otras personas qué cosas nos gustan y cómo. También nos ayuda a desprendernos de la culpa, la vergüenza y el pudor que implica sentir.
2. Estar disponibles en el encuentro sexual: Estar presentes implica que no sólo nuestra genitalidad, sino todo el cuerpo y la mente estén enfocados en la situación, es decir, intentar no estar en otro lado. Esto nos permite registrar tanto nuestros deseos como los malestares e incomodidades.
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3. Comunicación asertiva: Promovamos una comunicación verbal o paraverbal clara y directa con las otras personas para que estén al tanto de nuestras preferencias y límites. Poder hablar con soltura tanto dentro como fuera del encuentro sexual, implica dinámicas de reconocimiento y registro de nuestro erotismo, del de las demás y procesos de negociación del contrato sexual. Evitemos dobles sentidos, adivinaciones, comunicaciones truncas o manipulaciones.
4. Respetar tiempos de erotización: No todas las personas nos excitamos en los mismos tiempos, ni en las mismas prácticas, ni siguiendo los mismos pasos. Entender que nuestras fisiologías y subjetividades son diferentes nos ayudará a dejar de pensar a las compañeras sexuales como personas lentas, rápidas o complicadas.
5. Corrámonos de la obligatoriedad: no hay por qué penetrar, orgasmear, lubricar, o erectar sí o sí, todo lo que se convierta en mandato tiene muchas chances de boicotear nuestro disfrute. No es necesario probar todo lo que haya disponible: Si bien el encuentro sexual es un espacio habilitado para la exploración desprejuiciada, que existan múltiples formas de tener sexo, no implica que haya que ir por todas o que tengan que gustarnos en su totalidad. Probar cosas nuevas puede aportar a la flexibilidad de nuestros guiones, pero hay que tratar de que no se convierta en una exigencia más.
6. Autocuidado y cuidado de las otras personas: Reconozcamos qué necesitamos para sentirnos a gusto con nosotras mismas y con las otras personas; tanto en el encuentro sexual como en instancias previas y posteriores. Esto implica aspectos emocionales, afectivos, instancias sexuales y prácticas de cuidado del cuerpo como por ejemplo la utilización de métodos de barrera preventivos de ITS: campo profiláctico y preservativo.
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7. Acuerdos y negociación: Animémonos a poner en palabras de alguna forma, todos los aspectos que nos interpelan en el sexo: límites, cuidados, deseos, placeres, necesidades, malestares, incomodidades, o lo que necesite. Apostemos por el consentimiento y el consentimiento real en todas las prácticas. Seamos protagonistas del encuentro sexual para no sentirnos desplazadas o habitándolo desde un lugar pasivo. Todas las personas que formen parte del encuentro sexual tienen que sentirse habilitadas a proponer o interrumpir lo que se está haciendo.
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8. No dejar pasar detalles que nos generen malestar o incomodidad: Enunciémonos cuando ciertos comentarios, actitudes o gestos de la otra persona no nos gustan, deserotizan o nos hacen sentir mal.
9. Dejar los estereotipos fuera: las prácticas y juguetes sexuales no tienen género ni orientación sexual. Elijamos nuestros guiones desde el placer y no desde el prejuicio o el desempeño. Deconstruyamos los roles generizados en la práctica sexual.
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10. Siempre desde el placer y no desde el complacer o deber: La idea del sexo se supone que es disfrutar de manera compartida. No accedamos a sostener encuentros cuando no estamos disponibles o no lo deseamos, solo por la idea de que estamos “en deuda” con la otra persona, o por mandatos sociales como “los varones siempre tienen que tener ganas”. Tampoco obliguemos o pongamos en falta a la otra persona cuando no quiere, no le gusta, o no está disponible para alguna situación.
La columna de la Lic. Noelia Benedetto es auspiciada por PLAYBOYS CONDOMS, explorá con #modoplayboy.
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