Como todas las semanas en Notify hablamos con nuestra sexologa de confianza, la Licenciada Noelia Benedetto, para hablar sobre las presiones en cuanto a la erección.
“Mi erección no es tan dura y si me desanimo pierde su fuerza no importa con quién esté”. “La erección de mi novio no es tan dura mientras estoy arriba”. Dos consultas diferentes, dos personas distintas, una peneportante y la otra no, mismo foco “no es tan dura”, ni siquiera estamos hablando de una “pérdida” de erección total, sino que pareciera que cuando la cosa no es 10/10 en términos de excitación “algo falla”.
Se contabiliza la erección no sólo en términos de su presencia o ausencia, sino también en relación a la “calidad” de la misma; se llegan a construir sistemas de clasificación en los que analizan cada mínima variación en las erecciones. Muchas veces, las personas con pene lo viven como un fracaso y las que acompañan como un rechazo.
Lo anterior es una situación muy frecuente. Previo a esto, como siempre aclaro, tendríamos que haber descartado causas orgánicas en una consulta a especialista. Sucede independientemente de la edad, de las personas con las que estemos, de las diferentes modalidades vinculares, del tiempo que llevemos con alguien, de las posiciones; y tiene más que ver con una desconexión mental que hacemos al momento de conectar con la idea de que esto nos puede volver a pasar.
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La persona peneportante se pone en rol de espectadora, observándose y juzgándose desde afuera, se “desconecta” en términos eróticos, y por transitividad, la erección empieza a flaquear. Si lo anterior se da algunas veces sí y otras no, estamos ante la presencia de algo netamente psicológico, vincular y social.
Y digo social porque “los deberías” no son casos aislados, sino que responden a la internalización de un montón de mandatos que circulan en relación al desempeño sexual de las personas peneportantes. Nos preocupa que no tengamos o que no tenga una erección en tiempo y forma en los momentos en los que sí o sí se “debería” responder con la presencia de una.
Cuanta mayor es la presión que siente una persona con pene para cumplir todas las expectativas, peor es el resultado que va a obtener en relación a la actuación del miembro eréctil. Más allá de lo fisiológico, los conceptos de masculinidad y virilidad, están construidos, en gran parte, en torno al pene erecto.
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La realidad, es que además de que lo que cuenta como sexo socioculturamente está asociado a la penetración y por ende a una erección y al mantenimiento de la misma, es decir, al coitocentrismo imperante en nuestros guiones, también hay una creencia muy arraigada de que la erección es voluntaria, por lo tanto, su baja también. Lejos de ser un proceso voluntario, la erección es un reflejo, algo que difícilmente se pueda controlar, por lo tanto, resulta complejo depositar en un reflejo el éxito del buen sexo. Pues no mi ciela!!!!
El proceso de respuesta sexual está mediado por el sistema nervioso… Autónomo, uno que no manejamos según nuestro deseo. El mismo se divide en simpático y parasimpático, no pueden estar activos en el cuerpo a la vez… volvamos a Biología por un rato.
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SNA
El SNA simpático prepara al cuerpo ante una situación de activación o estrés, y el SNA parasimpático, contrarresta al anterior, es antagónico y prepara al cuerpo para la relajación. En la fase de excitación, el que comanda la situación es el parasimpático, permite la vasodilatación de la zona para que llegue sangre, provocando la erección. Si en ese momento nuestra cabeza comienza a activar “la neura” de los “deberías” o “no se me puede bajar”, o bien me estoy apurando, o me pongo a pensar en que hoy vence el monotributo; aparece en escena el SNA simpático y ante esa valoración de alerta desvía toda la sangre a órganos como pulmones, corazón y cerebro, provocando un corte en el proceso de excitación.
El SNA simpático no tiene nada de simpático con el momento sexual y además de reconducir la sangre a otros órganos (porque no es muy operativo andar con una erección en una situación de potencial peligro), produce un descenso de la sensibilidad genital.
Cuando nos ponemos en modo “autoobservación” “autoevaluación”, la erección merma, por un proceso totalmente consecuente con estos sistemas. Primero registro esta alerta, me desconecto, se elevan mis niveles de ansiedad, la sangre se va a mi cerebro y como mis pensamientos no son muy eróticos que digamos, chau excitación… y sí coherencia por favor!!!
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La persona o su vínculo muchas veces consideran esto como un “fracaso”, o bien como un indicador de que algo en términos atracción no “anda bien”. También puede deberse a cansancio, fatiga, “querer quedar bien”, ansiedad, estrés, fármacos, ingesta de alcohol, cigarrillo o de alguna sustancia (THC, cocaína, etc.).
¿Qué hacer ante estas situaciones?
Preguntarnos… ¿Por qué nos aferramos a la idea de que existe una única manera exitosa de tener sexo, y que si no la cumplimos, estamos fallando?
No es novedad que en las representaciones sociales está instalado un guión típico sexual que se refuerza y reproduce debido a la escasa educación sexual orientada al placer y a los pesados mandatos de rendimiento que hemos recibido a través de los diversos productos culturales: series, novelas, porno mainstream.
Cuando pensamos que “fallamos”, no es solo en esa escena, no es solo con las personas que estamos, fallamos al cumplimiento de esa idea normativa que tenemos acerca del sexo, y si hemos sido socializados como varones, también sentimos que hemos fallado como masculinidad, y si hemos sido socializadas como mujeres fallamos en resultar deseables, en poder seducir.
Ian Kerner, explicó que si bien a nivel social y cultural se ha reforzado la idea de que la excitación de la persona con pene es responsabilidad de la compañera, su incidencia en una posible erección es casi nula.
Entonces, sería importante correr el foco del coitocentrismo al placer, la razón primordial por la que nos quita el sueño el descenso de una erección es porque nos impide realizar la práctica sexual por excelencia… a los efectos de la reproducción, pero no necesariamente de la recreación. Los tratamientos farmacológicos o los dispositivos (bombas de vacío, anillos) para la dificultad erectiva no tienen en cuenta el placer, sino la cuestión fisiológica de la excitación orgánica para permitir que el coito se lleve a cabo sí o sí.
No asociar la ausencia de erección al fin del encuentro sexual, dejar de pensar en que soy responsable por las vivencias orgásmicas de las otras personas involucradas.
El sexo es una experiencia sensorial, no peneana, por lo tanto, si se va la sangre en el mismo, eso no implica que se tenga que ir la persona que lo porta por detrás: todos los sentidos quedan disponibles al servicio del encuentro. Apelar a la creatividad y a la diversidad de guiones sexuales posibles, aunque no respondan al normativo oficial y comprobar que también son placenteros. Las claves: placer y relajación, que la medida de nuestros encuentros sea el placer y no las métricas asociadas al rendimiento. Si después de todo, esta es una situación que te sucede frecuentemente y genera malestar o dificultades te sugiero una consulta a especialista en sexología.
La columna de la Lic. Noelia Benedetto es auspiciada por PLAYBOYS CONDOMS, explorá con #modoplayboy.