Encontraron un nuevo dinosaurio en la Patagonia argentina

Un equipo de paleontólogos descubrió en Río Negro fósiles de una fauna desconocida hasta ahora.

Hace 75 millones de años, en la Patagonia argentina predominaban ríos serpenteantes, lagunas y densos bosques tropicales. En este ecosistema habitaban diversas criaturas, desde moluscos primitivos hasta tortugas gigantes y, por supuesto, grandes dinosaurios.

Un grupo de científicos del CONICET, en colaboración con la Universidad de la República de Uruguay, realizó un hallazgo trascendental en la provincia de Río Negro. A unos 30 kilómetros al suroeste de General Roca, entre capas de sedimentos milenarios, se encontraron fósiles que aportan nuevas pistas sobre la historia de la región. La investigación, publicada en la Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales, revela una biodiversidad extraordinaria.

Entre los restos descubiertos, destaca un dinosaurio herbívoro de cuello largo, bautizado como Chadititan calvoi. A diferencia de gigantes como el Argentinosaurus, este saurópodo medía unos 10 metros en su adultez y apenas 3 metros en su etapa juvenil.

Chadititan pertenece a un grupo particular de titanosaurios conocido como los rinconsaurios, donde también se encuentran Rinconsaurus y Pitekunsaurus. Su anatomía era llamativa: un cuello robusto, caderas anchas y una cola con una curvatura inusual en su base. Estos dinosaurios prosperaron entre 80 y 70 millones de años atrás y desaparecieron antes del impacto del meteorito que marcó el fin del Cretácico.

Un ecosistema de depredadores y reptiles ancestrales

El sitio paleontológico también reveló la presencia de un abelisaurio, un feroz carnívoro de seis metros de largo con un cráneo macizo y dientes afilados. Estos depredadores, parientes del Carnotaurus, dominaron Sudamérica hasta el final de la era de los dinosaurios.

Pero no solo se encontraron dinosaurios. Más del 90% de los fósiles recuperados corresponden a tortugas de agua dulce, algunas con caparazones de hasta 80 centímetros de largo. También aparecieron peces como pejelagartos y peces pulmonados, especies más comunes en zonas tropicales.

Además, fragmentos de cocodrilos y reptiles voladores sugieren que estos depredadores compartían el mismo ecosistema, aunque aún no se han identificado sus especies con precisión.

Uno de los descubrimientos más llamativos fue el de seis especies de moluscos, organismos que rara vez se conservan en el registro fósil. Entre ellos, una especie completamente nueva, aún sin nombre, cuyo pariente más cercano habita hoy en las selvas del norte argentino.

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