Una familia recupera a su perra robada luego de siete años

Tras años de lucha, la familia Potter logró reunirse con Daisy, su labradora robada en 2017. El reencuentro se dio gracias a un microchip y a una investigación exhaustiva.

La historia de los Potter es un ejemplo de resiliencia y esperanza. Después de siete años de incansables esfuerzos por recuperar a Daisy, su perra labradora, la familia logró reencontrarse con ella. Daisy había sido sustraída en 2017 del jardín de su casa en Norfolk, Reino Unido, y tras un largo período de incertidumbre, finalmente pudieron recibir la noticia de su localización en Somerset, a más de 300 kilómetros de distancia. El hallazgo se hizo posible gracias al microchip que llevaba la perra, lo que permitió rastrear a sus legítimos dueños a través de una investigación de la organización RSPCA.

El robo de Daisy ocurrió en pleno día, cuando dos hombres llegaron en un camión y, sin previo aviso, se llevaron a la perra frente a varios testigos. Los Potter no dejaron de buscarla. Además de la recuperación de su mascota, su campaña sirvió para concienciar sobre el aumento de los robos de animales en el Reino Unido.

Este suceso transformó a la familia Potter en activistas. Su determinación para cambiar la legislación en torno al robo de animales fue crucial para la creación de la Ley de Secuestro de Mascotas, que incluye hasta cinco años de prisión para quienes cometan estos crímenes. Hasta antes de esta reforma, las mascotas eran consideradas propiedad bajo la Ley de Robo de 1986, lo que limitaba las sanciones.

El regreso de Daisy fue posible gracias al trabajo de la RSPCA en Somerset, que pudo localizarla a través del microchip. El dueño actual de la perra, que había adquirido a Daisy sin saber que había sido robada, accedió a entregarla de manera voluntaria al ser contactado por la organización. 

¿Cómo funcionan los microchips?

Los chips localizadores para mascotas identifican a los animales mediante un código está asociado a sus dueños. El dispositivo funciona por radiofrecuencia y se implanta bajo la piel de la mascota. 

Cuando el microchip entra en contacto con una señal de radiofrecuencia, emite su número de identificación único. Mientras, un lector de microchips decodifica el número de identificación y lo busca en una base de datos, donde se encuentra la información del propietario de la mascota. 

Fuente: Infobae

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