“Mi pareja se masturba pero no quiere tener sexo conmigo”
¿Por qué pensamos que estar en pareja implica renunciar a darse placer en solitario? La opinión de la Licenciada Noelia Benedetto.
“Mi pareja se masturba pero no quiere tener sexo conmigo” “He encontrado a mi marido masturbándose mientras yo duermo al lado”
Como todas las semanas en Notify hablamos con nuestra sexologa de confianza, la Licenciada Noelia Benedetto sobre las inseguridades que se generan al descubrir que nuestra pareja se está autoestimulando.
El descubrimiento de que la persona con la que nos vinculamos se autoestimula, muchas veces genera controversias, es difícil de entender o despierta inseguridades.
En pleno 2022 todavía está muy asociado a cuestiones como: ¿Por qué lo hace? ¿Ya no siente deseo por mí? ¿Ya no le gusto? ¿Lo hará pensando en otras personas? ¿No soy suficiente? ¿Estará insatisfecha con nuestras relaciones sexuales? ¿Y si ya no me quiere?
Esta situación es muy frecuente y es caldo de cultivo de muchos malestares vinculares, dado que la otra persona puede sentirse frustrada, no deseada, engañada o concluir que no es atractiva. El problema surge al saber que esa persona que no accede a los encuentros compartidos, sí tiene deseo y le apetece el sexo, pero prefiere autoestimularse.
¿Por qué pensamos que estar en pareja implica renunciar a darse placer en solitario?
El hecho de que nos autoeroticemos teniendo pareja no debería suponer un problema, ya que es una práctica placentera para algunas, es un espacio de exploración, de intimidad, de conectar con los propios deseos, y también puede ser una forma de descarga de tensiones inmediata, un desestresor, inductor del sueño, etc.
Por otro lado, tener sexo con alguien, implica otras dimensiones que no juegan al momento de la autoestimulación: registrar, coincidir en deseos y ganas, cortejar, contemplar qué quiere la otra persona, conlleva más resto energético y disponibilidad, desde la presentación (higiene, contexto), hasta el tiempo necesario para el encuentro. Hay momentos en que una solo desea ocuparse de su propio placer, centrarse en sí misma, sin reparar en tener en cuenta los deseos y necesidades sexuales de la otra.
Diferenciar deseo de atracción
El descubrimiento de que alguna de las partes se autoestimula unido a una disminución o ausencia de sexo compartido conlleva a dificultades de autoestima e inseguridades.
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Para esto es importante diferenciar deseo de atracción. El deseo sexual es un concepto muy complejo, tiene que ver con las ganas o interés erótico y de búsqueda de excitación, pero también se relaciona con pensamientos, fantasías eróticas, ganas de autoestimularse, de tener actividad sexual compartida, de sentirse movilizada frente a la imagen de alguien que nos resulte atractiva, con el estado de disponibilidad que tenemos hacia una actividad sexual, tanto para iniciar como para responder.
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Por otro lado, la atracción sexual, son las ganas o iniciativas de tener encuentros sexuales con alguna persona en particular.
Cuando una persona se autoestimula pero no quiere tener relaciones sexuales, quiere decir que sigue teniendo deseo y es capaz de sentir excitación, por lo que esos factores estánconservados, pero quizás no registre atracción hacia esa persona o bien el guión sexual que habitualmente comparten, lo cual no está relacionado al afecto que circule entre ellas, es decir, alguien puede no querer tener sexo con otra persona porque el guión se volvió rutinario, se autoestimula y no considera que haya un cambio en lo que siente por ella.
Solosexualidad
Si esto se vuelve estable en el tiempo, podemos hablar de solosexualidad: elegir como primera opción sexual y deseada el autoerotismo. Las personas solosexuales alegan que consiguen más comodidad y satisfacción en relación a otras prácticas.
No habría que hacer ninguna marca patologizante al respecto de que alguien prefiera la autoestimulación por sobre otras prácticas sexuales aún estando en un vínculo o teniendo compañeras sexuales, no necesariamente tiene que ver con una experiencia traumática previa, inseguridades, dificultades sexuales, consumo de pornografía, miedo o evitación.
Si esta situación te genera algún tipo de malestar, hay que intentar hablarlo, empezar por contar cómo nos hace sentir, qué aspectos negativos activa y qué le parece esto a la otra persona. Las dificultades vinculares muchas veces se convierten en un obstáculo, o amenazan la continuidad de la relación, cuando las partes han dejado de comunicarse. Padecerlo en silencio puede traer conflictos en otras áreas.
¿Cómo? En principio. evitar criticar, juzgar, reclamar, no asumir que las causas de la presencia de autoestimulación y falta de actividad compartida tienen que ver con un desinterés, crisis vincular, infidelidad, con que la persona sienta más o menos atracción física hacia su pareja, etc, es decir, con un problema. Tener en claro que el deseo sexual no es algo que podamos controlar a voluntad.
Finalmente, el autoerotismo es una vía tan válida para vivir la sexualidad que no debería pensarse como un consuelo, reemplazo o indicador de inmadurez o insatisfacción. Aún teniendo una satisfactoria vida sexual compartida lo habitual es autoestimularse de vez en cuando. También puede ayudar a equilibrar discrepancias en cuanto a la frecuencia.
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