Las mujeres de Malí buscan terminar con la mutilación genital femenina

En este país casi 8 millones de niñas y mujeres fueron sometidas a esta tradición patriarcal.

Las mujeres de Malí buscan terminar con la mutilación genital femenina. El país africano aún no cuenta con una legislación que criminalice específicamente la ablación y un grupo de mujeres se plantó contra esta tradición patriarcal.

Esta práctica esconde consecuencias nefastas para la salud de las mujeres donde se incluyen hemorragias, dolor, infecciones, fístulas, partos complicados y traumas psicológicos. En la actualidad no hay legislación que la criminalice y la presión social es alta sobre las mujeres en este país donde casi 8 millones de niñas y mujeres pasaron por este procedimiento.

“Una niña sin circuncidar tendrá un deseo excesivo y corre el riesgo de perder su virginidad muy pronto. Las niñas que no están circuncidadas son consideradas ‘sucias’, no son limpias según la religión. No tendrán marido, sufrirán burlas, serán una deshonra para su familia”, explicó Koura Diallo, una agricultora de la comuna de Sansankidé – al oeste de Malí – sobre la presión social que existe para someter a las niñas a la mutilación genital femenina.

Dolo Oum Jomele dirige Iameneh Malí, una asociación que promueve los derechos sexuales y reproductivos y la autonomía económica de las mujeres, desafiando las normas sociales y las tradiciones. Además, capacitan a personal sanitario de la región de Kayes y mejora las instalaciones de los centros de salud de manera que puedan prevenir y atender complicaciones de salud que se derivan de la mutilación genital.

“Hacemos un trabajo de sensibilización a todos los niveles para acabar con las llamadas ‘prácticas tradicionales nefastas’, que son aquellas costumbres que violan los derechos humanos, especialmente de las mujeres y las niñas. Hablamos de la mutilación genital femenina, pero también del matrimonio infantil, el matrimonio forzado o la violencia doméstica”, contó Jomele.

“La gente cree que la mutilación es una obligación prescrita en el Corán, pero no existe ninguna mención. Tratamos de convencer a las mujeres y sus maridos para que no sometan a sus hijas a esta práctica y evitar muchas muertes innecesarias”, contó Hinda Keita, partera del Centro de Salud Comunitario de Diema.

También debieron poner foco sobre un punto clave en la sensibilización, que es la falta de planificación familiar. Las altas tasas de fecundidad, el alto riesgo de mortalidad materna y la baja esperanza de vida son condicionantes de la vida de las mujeres en esta región.

“Muchas mujeres del pueblo tienen a sus maridos en el extranjero. Si su marido no está presente, a la mujer le dará vergüenza pedir información sobre planificación familiar. Y si intenta hablarlo con él, inmediatamente pensará que quiere engañarlo”, señaló Mariame Soucko, integrante del grupo de mujeres de Sansankidé.

Las mujeres de Malí se organizaron en comités comunitarios para denunciar “prácticas tradicionales nefastas” donde se violan los derechos de las mujeres, algo que antes era considerado tabú. Además, realizan campañas y talleres donde participan hombres y mujeres de todas las edades e incluyen a los líderes locales.

Hasta la actualidad, Malí ratificó pactos internacionales que comprometen al Estado a tomar medidas para erradicar la mutilación genital femenina, como el Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer y el Protocolo de Maputo. Sin embargo, cada vez que la sociedad civil intentó aprobar una ley en consecuencia, la iniciativa no prosperó.

Fuente: El País

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