En Islandia convierten CO2 en piedras
La planta "Orca", desarrollada por Climeworks y CarbFix, tiene la capacidad de absorber hasta 4.000 toneladas de CO2 al año.
Un nuevo capítulo en la batalla contra el cambio climático se escribe en Islandia, donde dos empresas han logrado desarrollar el primer sistema viable del mundo para convertir el dióxido de carbono (CO2) en piedra. Este ambicioso proyecto, denominado “La instalación Orca”, es una colaboración entre Climeworks y CarbFix y tiene como objetivo reducir al máximo las emisiones contaminantes que amenazan nuestro planeta.
En un contexto donde las emisiones mundiales de CO2 alcanzaron las 37 mil millones de toneladas en 2023, la tecnología de la planta Orca representa un rayo de esperanza. Con una capacidad de absorber hasta 4.000 toneladas de CO2 al año, equivalente a las emisiones de 900 autos de gasolina, este sistema se convierte en una herramienta crucial para combatir el calentamiento global.
“Necesitamos tener un papel activo en limpiar todo el desastre que hemos venido dejando desde que empezó la revolución industrial”, afirma Bryndis Nielsen, representante de Climeworks. La elección de Islandia como sede de este proyecto no es casualidad. El país nórdico, conocido por su generación de energía geotérmica libre de emisiones, posee un gran potencial para desarrollar esta tecnología. Su actividad volcánica ha generado rocas porosas, que se convierten en el contenedor perfecto para el CO2 capturado.
El proceso de conversión de CO2 en piedra es fascinante. Ventiladores recogen este gas contaminante y lo mezclan con agua. La mezcla se envía a través de tubos y se inyecta bajo presión a 2 kilómetros bajo tierra. Allí, en las profundidades de la tierra, el CO2 se transforma en rocas y se calcifica por millones de años.
La instalación Orca se presenta como un hito en la lucha contra el cambio climático. Con miras a extraer 36.000 toneladas de CO2 al año, este sistema representa un paso importante hacia un futuro más sostenible. La tecnología y la innovación se unen en Islandia para ofrecer una solución tangible a uno de los desafíos más urgentes de la humanidad.