Detectaron ráfagas de radio en el espacio
Científicos identificaron dos misteriosos pulsos, cada uno con un origen muy diferente.

Las ráfagas rápidas de radio (FRB, por sus siglas en inglés) son un enigma para los astrónomos desde su primera detección en 2007. Estos destellos breves y poderosos de ondas de radio pueden liberar en milisegundos la misma cantidad de energía que el Sol emite en un día entero.
El telescopio Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment (CHIME), ubicado en Columbia Británica, es fundamental en la detección de miles de FRB desde 2020. Entre ellas, la ráfaga FRB 20221022A captó la atención de los investigadores por su intensa polarización y su ubicación en un entorno magnéticamente activo, lo que sugiere que podría haberse originado cerca de un magnétar, un tipo de estrella de neutrones altamente magnetizada. Estudios publicados en Nature revelaron que la explosión provino de una galaxia a 200 millones de años luz de distancia.
Ryan Mckinven, autor principal de la investigación, explicó que los modelos sobre la formación de FRB se dividen en dos grandes categorías: una en la que la señal se origina en el campo magnético de la estrella y otra en la que se genera en una onda de choque a mayor distancia. Para determinar la naturaleza de FRB 20221022A, el equipo analizó el efecto de centelleo de la señal, similar al que produce la luz de una estrella al atravesar el gas interestelar.
La doctora Kenzie Nimmo, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), señaló que el centelleo indica que la fuente es extremadamente pequeña y está muy cerca de la estrella de neutrones, esto apoya la teoría de que los magnetares pueden generar FRB en su magnetosfera.
Por otro lado, una segunda ráfaga, FRB 20240209A, se rastreó hasta los límites de una galaxia muerta de 11.300 millones de años de antigüedad, situada a 2.000 millones de años luz de la Tierra. A diferencia de FRB 20221022A, esta señal se repitió 21 veces en un periodo de cinco meses. Investigadores de la Universidad Northwestern encontraron que su punto de origen estaba sorprendentemente alejado del centro galáctico, en una región donde no se forman nuevas estrellas.
Tarraneh Eftekhari, coautor del estudio, indicó que esto desafía las expectativas previas sobre la formación de FRB y sugiere que podrían surgir de cúmulos de estrellas densos, donde magnetares pueden formarse por fusiones de estrellas de neutrones o el colapso de enanas blancas.
“Cada descubrimiento nos acerca más a resolver este profundo misterio cósmico”, afirmó Mckinven. Estudios futuros con telescopios como el James Webb podrían proporcionar más pistas sobre la naturaleza de estas señales y su papel en la dinámica del universo.
+ INFO: Los misteriosos puntos rojos en el espacio que desafían a la NASA