Un iceberg gigante a la deriva desde la Antártida
Un iceberg del tamaño de tres ciudades de Nueva York se desprendió de la Antártida tras décadas atrapado. Ahora, flota a la deriva en el océano, monitoreado de cerca por científicos que estudian su trayecto y posibles consecuencias.
Después de permanecer inmóvil durante 40 años, el iceberg A23a se liberó de la plataforma de hielo en la Columna de Taylor, una zona congelada de la Antártida. Con una extensión de aproximadamente 4.000 km², este coloso helado se reastrea mediante satélites, aviones y barcos para determinar si su rumbo lo mantendrá cerca del continente blanco o lo llevará hacia aguas más cálidas al norte.
El desprendimiento de este iceberg se suma a los efectos del cambio climático, que acelera la pérdida de hielo en los polos. Las temperaturas globales más altas derritieron un 20% de la superficie helada de la Antártida en los últimos 50 años. Este proceso pone en peligro las reservas naturales de agua dulce y altera los ecosistemas marinos.
Aunque el iceberg A23a no puede elevar el nivel del mar al derretirse, debido a que ya flota, su fragmentación podría provocar cambios locales en las corrientes oceánicas y la fauna marina. Si avanza hacia el norte, podría dirigirse a las islas Georgias del Sur o continuar hasta el Atlántico, donde su tamaño se reducirá progresivamente al desintegrarse.
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