“Mi pareja se masturba viendo porno”
"Descubrí que mi pareja mira porno a diario. ¿Es esto normal?". La Licenciada en Sexología, Noelia Benedetto, aclara dudas sobre este tema.
Por Lic. Noelia Benedetto -MP 8136-. Psicóloga y sexóloga con perspectiva de género. Terapeuta de vínculos sexo afectivos.
“Descubrí que mi pareja mira porno a diario. ¿Es esto normal? ¿Por qué recurre a ella si tenemos una vida sexual activa?”.
En primera instancia, abordar la noción de normalidad resulta compleja, ya que la normalidad puede interpretarse de diversas formas. Por un lado, existe la normalidad estadística, que se basa en lo que hace la mayoría. Sin embargo, en el ámbito de la salud sexual, las variaciones varían ampliamente entre individuos, lo que significa que lo normal puede ser cualquier comportamiento que brinde placer o satisfacción en esta área, siempre y cuando sea consensuado y no cause daño a las personas o la sociedad en general. En este sentido, el consumo de pornografía y la autoestimulación son prácticas comunes y no representan un problema de salud.
Por otro lado, es importante respetar la privacidad de cada individuo en lo que respecta a su contenido, frecuencia y método de autoestimulación. Invadir la privacidad al revisar dispositivos o historiales de navegación sin consentimiento constituye una violación de los derechos personales. Aunque no se conoce el contexto en el que se descubrió este comportamiento, es esencial recordar que el respeto por la privacidad es fundamental en cualquier relación.
Este descubrimiento destaca la diversidad de prácticas y deseos en la esfera sexual. Si bien en este caso se trata del consumo de pornografía, existen diversas formas de autoestimulación, como la literatura erótica o la fantasía. Lo relevante es reconocer que la autoestimulación es una faceta natural de la sexualidad humana. Además, el consumo de pornografía es una elección personal influenciada por preferencias culturales e individuales.
La reacción ante esta situación puede generar sentimientos de inseguridad, preocupación y amenaza. Sin embargo, es importante comprender que el consumo de pornografía no refleja insatisfacción ni infidelidad en la relación. La vida sexual individual puede coexistir de manera saludable con la vida sexual compartida.
¿Qué hacer en esta situación? En lugar de juzgar, es fundamental iniciar un diálogo abierto y respetuoso. Abordar el tema de la privacidad y la comunicación asertiva puede fortalecer la confianza en la relación. Establecer límites claros y respetar las preferencias individuales asegura la comodidad de ambas partes. Es crucial recordar que la pornografía es una representación ficticia de la sexualidad y no debe exigir un estándar de comportamiento realista.
Finalmente, superar los prejuicios y priorizar la empatía y la aceptación contribuyen a una relación más satisfactoria en todos los aspectos. Si la situación genera conflicto, buscar asesoramiento de un especialista en sexología en pareja puede ser beneficioso. Si no te sientes cómodo con la autoestimulación de tu pareja, considera la terapia individual, puede ayudarte a abordar este aspecto en el contexto de tu relación.
Este espacio informativo no reemplaza la consulta con un profesional de la salud.
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