Un estudio revela cómo se produce el efecto rebote tras perder peso

Una investigación identificó un mecanismo molecular en las células grasas que podría explicar la tendencia a recuperar el peso perdido. El fenómeno se observó en modelos de ratones y células humanas.

La obesidad es una enfermedad crónica que afecta a una de cada ocho personas en el mundo y tiene efectos duraderos en el organismo. A pesar de tratamientos para perder peso, el riesgo de recuperar la grasa es siempre una preocupación. Un estudio publicado en la revista Nature demostró que el “efecto yoyó” depende de una “memoria metabólica” inscrita en las células grasas.

El estudio, liderado por Ferdinand von Meyenn de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, identificó alteraciones epigenéticas en las células del tejido graso que predisponen al cuerpo a recuperar peso rápidamente después de un exceso de calorías. Estas alteraciones afectan el comportamiento de los genes y persisten incluso después de haber perdido peso, lo que explica la dificultad de mantener el adelgazamiento a largo plazo. 

El epigenoma es un sistema que regula la actividad genética sin alterar el ADN. Durante la obesidad, el epigenoma de las células grasas sufre modificaciones que “encienden” o “apagan” genes de manera inapropiada, lo que facilita la recuperación del peso. Estas modificaciones se mantuvieron, al menos durante dos años en humanos y hasta ocho semanas en ratones, lo que sugiere que la memoria metabólica podría perdurar a lo largo del tiempo.

¿Cómo combatir el efecto rebote?
  • Planificar: Establecer metas realistas y sostenibles de pérdida de peso con la ayuda de un profesional de la salud. 
  • Adoptar hábitos saludables: Comer lentamente y masticar bien los alimentos. Evitar dietas restrictivas. 
  • Practicar actividad física: Combinar ejercicios de cardio y fuerza para quemar grasas y mantener el tono muscular. 
  • Manejar el estrés: Aprender técnicas como la meditación, el yoga o la terapia cognitivo-conductual para mejorar la relación con la comida. 
  • Adoptar un estilo de vida saludable: La idea es que los cambios sean duraderos y no solo temporales. 

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