Snooping: el 63% de las personas revisó los celulares de sus pareja

La encuesta reveló que el 63% de los argentinos que están en un vinculo sexo afectivo les revisaron el teléfono celular a sus parejas; y de ellos, el 56% lo hicieron sin permiso. El estudio, realizado por la empresa de seguridad informática Avast, constató la información con mil argentinos que se encuentran en esa situación.

A pesar de esto, el 78% de los argentinos que practicaron el snooping (así se llama esta mala práctica de revisar el teléfono) están de acuerdo con que no tienen el derecho de acceder al dispositivo sin el consentimiento del otro.

Según el mismo relevamiento, el 27% de los argentinos que revisaron el teléfono de su pareja encontraron pruebas de que su pareja ocultaba algo. Dos de cinco entrevistados admitieron haber discutido acerca de algo que descubrieron en el dispositivo de su pareja.

¿Para qué lo hicieron?

• 29% buscar información.
• 6% instalar una app de segundo plano sin que su pareja lo supiera.
• 6% revisó el celular para comprobar la geolocalización de su pareja en un determinado momento y lugar.

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¿Cómo accedieron?

• 42% estaba al tanto de las claves de su vínculo, ya que se las habían compartido en el pasado.
• 33% dispositivo sin contraseña.
• 17% memorizó la contraseña.
• 4% engañó a su pareja para que desbloqueara su teléfono.
• 2% utilizó la huella dactilar de su pareja mientras dormía para desbloquear el dispositivo.

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¿A qué apps accedieron?

• 44% galería de fotos y videos.
• 40% redes sociales (Facebook e Instagram).
• 40% apps de mensajería.

Estas cifras pueden resultar poco representativas, pero estos comportamientos pueden suponer episodios de violencias, psicológicas, simbólicas e incluso físicas, para las personas espiadas.

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Las relaciones sexo afectivas tienen una segunda dimensión a través de la virtualidad y así como existen conductas violentas en lo real, también las hay en estos planos. El mandato del amor romántico (te celo porque te quiero) y la hipervigilancia del cuerpo de la otra persona, especialmente de las socializadas mujeres considerado desde un punto de vista sexual, se potencia con la tecnología. El control del celular es parte de la apropiación y posesividad.

Cualquier acceso no consensuado ni consentido es una violación de la privacidad y la misma es un derecho, un espacio privativo de cada persona, que sólo puede ser develada cuando y a quien nosotras lo autorizamos. Estar en un vínculo no justifica la violación de dicha esfera. 

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Snooping: ¿Qué hay detrás de revisar el celular de nuestros vínculos?

Como mencioné, el snooping significa fisgonear, husmear, curiosear. Es una forma de violencia que consiste en espiar el teléfono de una persona para obtener información, principalmente, sobre las dinámicas de su vida cotidiana con el propósito de encontrar algún indicador de infidelidad.

El snooping es una práctica poco saludable, que diezma la confianza entre las partes. Para muchas personas, a través de la verificación del teléfono se crea una falsa ilusión o garantía de fidelidad; es un monitoreo para autocomplacerse, ya que la persona intenta asegurarse de que su pareja se está comportando conforme a sus expectativas. La persona que hace snooping, además de ejercer control y violencias, puede estar expresando inseguridades, baja autoestima, celos y falta de confianza.

Hacerlo regularmente aumenta las inseguridades, miedos, celos, desconfianza, posibilidad de malinterpretar la información sacada de contexto, facilitando discusiones, diferencias, malestares y separación.

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¿Por qué lo hacen?

La acción de verificar el teléfono es el mecanismo usado para confirmar o descartar los escenarios hipotéticos que son basados en la inseguridad. Inseguridades acerca de la relación, una misma o su pareja, una infidelidad previa, un acuerdo mutuo, etc. Como consecuencia, se crea la necesidad constante de verificar el teléfono para sentirse en control de la situación y evitar la incertidumbre. Lo cierto es que las dudas no se agotan, todo lo contrario, se arma un círculo vicioso donde los celos pueden aumentar y sospechar de hasta el más mínimo detalle.

¿Qué podemos hacer?

Se sugiere no incluir este tipo de conductas dentro de los acuerdos, así sean consentidos y consensuados, debido a que es un espacio de intimidad individual y a que siempre existe la posibilidad que alguna de las partes, ya sea por miedo o por complacer a la otra, acceda. Por un lado, la persona que está sometida a la constante vigilancia podría sentirse intimidada, hostigada o acechada, mientras que quien vigila puede llegar a registrar malestares y sufrimiento.

El camino es la comunicación asertiva, sostener conversaciones incómodas para evitar hacer interpretaciones erróneas, la honestidad, trabajar las inseguridades y arbitrar los medios para establecer una relación donde prime la confianza, que implica confiar sin ver, y no ver para recién creer. Si esto sigue representando un conflicto, se recomienda acudir a un espacio terapéutico.

Es un delito

Se debe tener presente, además, que, dependiendo del país, revisar el teléfono de otra persona puede ser considerado incluso un delito. En 2021 la Justicia porteña condenó a un varón que, en un contexto de violencia de género, tanto física como psicológica, le arrebató el celular a su pareja para revisar su contenido y controlar sus conversaciones. Además de la condena por “maltrato doblemente agravado por el género y el vínculo”, se decidió sentenciarlo  por el delito de “violación de privacidad”, luego de que quedara probado en el juicio que le sacó el teléfono de las manos a la mujer de forma violenta para después insultarla y golpearla.

La columna de la Lic. Noelia Benedetto es auspiciada por PLAYBOYS CONDOMS, explorá con #modoplayboy.

Si sos víctima o conocés a alguien que sufra violencia de género llamá al 144 las 24 horas.

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