¿Qué pasa si no me sale estar en una relación abierta?
En su columna semanal la Lic. Noelia Benedetto nos adentra al mundo de las relaciones abiertas.
Como cada semana en Notify hablamos con nuestra sexologa de confianza, la Licenciada Noelia Benedetto. En esta ocasión, nos adentra al mundo de las relaciones abiertas.
Puede que estemos iniciando una relación desde 0 o bien que ya vengamos con un contrato monogámico y alguna de las partes plantee pasar a una relación abierta pero la otra no está del todo convencida. ¿Qué hacemos? ¿Qué pasa si no me sale estar en una relación abierta? En esta nota te lo contamos.
Recibo semanalmente varias personas con este tipo de demandas: “¿Cómo puedo aguantarme una relación abierta?” “Probé de abrir la relación, pero me doy cuenta que no me la banco”, “No es lo que deseo”, etc. Sumado a ello, las redes bombardean con mensajes de corrección política y moral hacia las personas que prefieren sostener vínculos cerrados haciéndolas sentir inadecuadas.
¿Qué pasa si no me sale estar en una relación abierta?
En cierta forma, todas las relaciones están contratadas a medida, no hay una pareja que funcione exactamente igual a otra. Para llegar a este nivel de particularidad es necesario hablar, sostener las famosas charlas incómodas. Intentar no tomar decisiones apresuradas, de compromiso, o por temor a la disolución del vínculo.
Es una posibilidad también que una persona quiera plantear una relación abierta desde una posición ideológica o teórica, porque considera que es la mejor alternativa, pero que emocionalmente no pueda llevarla a cabo.
La forma en la que nos vinculamos está condicionada socioculturamente, el amor es una construcción, nuestro baño de sociabilización es mononormado (un sistema totalizador y totalizante que dicta la manera en la que nos han dicho que debemos construir vínculos); por ende, las posibilidades de padecer o sufrir “tolerables” también lo son.
Consentimiento
No tenés que hacer nada que no quieras. No hay nada malo, no sos anticuada, ni fallaste como pareja si luego de evaluar la situación decidís no continuar con un contrato abierto o bien no probar una apertura.
Los acuerdos vinculares se realizan y sostienen desde el consenso y el consentimiento, comunicación asertiva mediante, y no se trata de “aguantarlos”, sino de transitar la modalidad vincular que genere el mayor bienestar posible a todas las partes involucradas. Sino pasamos de la impostura de un formato universal a otra.
Puede suceder que la otra persona no desee un vínculo cerrado, tanto como vos no quieras uno abierto, y esto represente un conflicto, ya que muchas veces no hay conciliación posible, pero el pedido es totalmente válido y habrá que tomar decisiones; quizás no lleguen a encontrar un estilo relacional que se ajuste a ambas cómodamente.
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Una relación abierta es saludable siempre y cuando quienes participan en ella se encuentren a gusto con los acuerdos implícitos y explícitos que bordean esa relación, nadie está obligado, sino que lo prefieren así.
June García dice que “La falta de acuerdos no es libertad, es incertidumbre, angustia y malos entendidos. Toda relación, sin importar cómo la nombremos, necesita acuerdos claros sobre qué está permitido, qué no, cuáles son las necesidades de las personas que la integran y cómo se va a construir. Tener claro todo esto nos permite tener vínculos responsables y transparentes que nos dan seguridad y paz”.
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Cuestión de aprendizaje
Se puede recontratar y romper con algunos de los esquemas tradicionales impuestos pero eso no implica que haya que cambiarlo todo, ni tampoco que esto sea definitivo, el acuerdo al que podemos llegar está muy relacionado con el momento singular que está atravesando cada quien.
Es un aprendizaje por ensayo y error constante, no implica que nos desentendamos de la ética afectiva o de la empatía, relaciones libres no son sinónimo de libertinaje. No se trata de pasar irreflexivamente de la monogamia a otros formatos.
Tampoco la apertura es la panacea, salirse de ciertas imposturas no es salir totalmente del sistema, siempre que nos vinculamos con otras personas hay márgenes de angustia. Y si se acude a esta estrategia para paliar una crisis o salvar una relación, es muy probable que no vaya a funcionar.
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