Mujeres en Afganistán desafían al régimen talibán con clubes de lectura secretos online

En medio de la severa represión de los talibanes, mujeres afganas crean redes clandestinas —virtuales y seguras— para leer, debatir y compartir libros prohibidos. A través de clubes en WhatsApp y Telegram, luchan por su derecho a la educación y la libertad intelectual.

Desde la toma del poder de los talibanes en Afganistán en agosto de 2021, la vida de las mujeres se vio restringida. Prohibiciones sobre asistir a la escuela secundaria, cierre total de universidades para mujeres, limitaciones severas para trabajar o transitar sin acompañante masculino son algunas, además de las persecuciones y agresiones cuando intentan resistir. En este contexto, la educación femenina se enfrenta a un incidente brutal.

Fahr Parsi (seudónimo por seguridad), licenciada en Derecho y fundadora de una biblioteca femenina en Kabul, vio cerrar su espacio por la presión del régimen. Sin embargo, lejos de rendirse, se reinventó y creó un club de lectura clandestino a través de WhatsApp y Telegram, donde cientos de mujeres afganas acceden a libros escaneados en PDF, en un entorno que exige el máximo cuidado.

En estos clubes, las mujeres exponen sus opiniones, debaten ideas y mantienen viva la llama de la educación y la crítica social, elementos prohibidos bajo el gobierno talibán. Las sesiones suelen ser pequeñas y selectas, para evitar infiltraciones de espías del régimen que podrían conducir a detenciones y represalias. Fahr examina personalmente a cada aspirante que quiera ingresar al grupo y se le prohíbe hablar de política para minimizar riesgos.

Fahima tiene 18 años y para ella el club “fue un oasis”. Ya leyó más de 30 libros gracias al grupo y escribió El camino de la luz, su propio relato sobre la vida bajo el régimen talibán.

Apoyo desde el exilio

No solo dentro de Afganistán se movilizan estas redes. Mujeres afganas refugiadas en Europa, organizan círculos de lectura por Telegram para niñas que permanecen en el país. Les envían archivos y acuerdan lecturas conjuntas.

Shahrbanu Haidari, defensora de derechos humanos en el Reino Unido, destaca que estas iniciativas son parte de una resistencia silenciosa pero firme: “Aunque no se las vea manifestándose en las calles, las mujeres afganas no dejaron de protestar, sino que adaptaron sus formas de lucha a la nueva realidad”.

Fahr Parsi promete no desistir: “Seguiré adelante hasta que podamos leer libremente y abrir nuevamente mi biblioteca para las niñas afganas”.

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