#LaSexión: 4 de septiembre Día Mundial de la Salud Sexual 2024

En esta fecha, la Lic. Noe Benedetto destaca la importancia de fomentar relaciones positivas.

Desde 2010, cada 4 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Salud Sexual, una fecha clave para reflexionar y promover el bienestar integral relacionado con la sexualidad. Este año, el lema propuesto por la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) es Relaciones Positivas. Invita a explorar y fomentar relaciones interpersonales y sexuales que contribuyan a la salud y el bienestar de las personas, destacando la importancia de la calidad de las relaciones más allá del acto sexual en sí.

¿Qué entendemos por salud sexual?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad. No es meramente la ausencia de enfermedades, padecimientos, dificultades o incapacidades, sino que implica un enfoque positivo y respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación y violencias.

En este sentido, la salud sexual está intrínsecamente ligada a los Derechos Sexuales, los cuales incluyen el derecho a la información, al placer, a la educación sexual integral, a la libertad y autonomía para tomar decisiones sobre el cuerpo y la sexualidad, y al acceso a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad. El lema Relaciones Positivas se inserta dentro de este marco, subrayando la importancia de que las relaciones en las que nos involucramos reflejen y promuevan estos derechos y este bienestar integral.

Relaciones positivas

Las relaciones interpersonales, ya sean sexuales, afectivas o de cualquier otra índole, tienen un impacto profundo en la salud sexual de las personas. Una relación positiva se caracteriza por la reciprocidad, el respeto mutuo, la comunicación abierta y honesta, la confianza, la equidad, el consentimiento y la capacidad de resolver conflictos de manera constructiva.

El concepto de relaciones positivas trasciende el binarismo de lo “bueno” o “malo” en las relaciones. Se trata de entender que una relación saludable no es aquella que está exenta de dificultades, sino aquella en la que las personas involucradas tienen las herramientas emocionales y comunicativas para abordar y superar los desafíos juntas. En una relación positiva, las personas involucradas se sienten valoradas y apoyadas, y existe un equilibrio entre las necesidades y deseos de cada uno.

La sexualidad en el marco de las relaciones positivas

El lema de este año también nos invita a repensar el lugar de la sexualidad dentro de las relaciones. Muchas veces, las narrativas sociales y culturales colocan la sexualidad como un pilar esencial en cualquier relación, lo que puede generar expectativas y presiones que no siempre son saludables. Una relación positiva no está necesariamente definida por la frecuencia o la intensidad de la actividad sexual, sino por la calidad de las interacciones, el respeto por los límites individuales y la capacidad de las personas de experimentar placer en sus propios términos.

El placer es un componente esencial de la salud sexual, pero este debe ser entendido de manera amplia e inclusiva. No todas las personas experimentan el placer de la misma manera, y es fundamental que las relaciones se construyan desde un lugar de respeto hacia las diferentes formas en que cada uno vive y expresa su sexualidad. Esto incluye la posibilidad de redefinir las formas de intimidad más allá del acto sexual, valorando otras formas de conexión como el afecto, la ternura y la compañía.

Desafíos contemporáneos en la construcción de relaciones positivas

En la actualidad, las relaciones interpersonales están atravesadas por una serie de desafíos que pueden afectar la posibilidad de construir relaciones positivas. Uno de los más relevantes es la influencia de las tecnologías y las redes sociales en la manera en que nos vinculamos. Si bien estas herramientas pueden facilitar la comunicación y la conexión entre las personas, también pueden ser fuente de malentendidos, y dinámicas de poder que afectan negativamente la salud de las relaciones.

Por otro lado, la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género también plantea la necesidad de repensar las formas heteronormativas de vinculación. Las relaciones positivas deben ser inclusivas y respetuosas de esta diversidad, evitando caer en modelos normativos que excluyan o patologicen a quienes no se ajustan a la norma heterosexual o cisgénero. La salud sexual, y por ende las relaciones positivas, solo pueden lograrse en un contexto donde la diversidad sea reconocida y celebrada.

La importancia de la comunicación, el consenso y el consentimiento

Uno de los pilares fundamentales de las relaciones positivas es la comunicación. Para que una relación sea saludable y satisfactoria, es crucial que las personas involucradas puedan expresar sus necesidades, deseos y límites de manera clara y sin miedo a ser juzgadas. La comunicación asertiva es aquella que se basa en la escucha activa, la empatía y la validación de las emociones del otro. Esta comunicación debe ser constante y adaptarse a las necesidades cambiantes de la relación.

El consentimiento es otro componente central de las relaciones positivas. En el contexto de la salud sexual, el consentimiento debe ser informado, explícito, entusiasta y reversible. Esto significa que todas las personas involucradas en una relación deben tener la libertad de decir sí o no en cualquier momento, y su decisión debe ser respetada sin presiones ni manipulación. El consentimiento es un proceso continuo que requiere de la atención y el respeto mutuo en todo momento. Sin embargo, es solo una parte del cuadro. El consenso, entendido como un acuerdo mutuo alcanzado a través de la comunicación abierta y la negociación, es igualmente esencial; no solo asegura que todas las personas involucradas están de acuerdo, sino que también promueve una dinámica de poder equitativa y respetuosa en la relación. El consenso va más allá del simple acuerdo; implica que las decisiones en la relación se toman colectivamente, considerando y respetando las necesidades y deseos de cada persona. En una relación basada en el consenso, todas tienen voz y voto, y se trabaja en conjunto para encontrar soluciones que beneficien a todas las partes. Este enfoque no solo fortalece la relación, sino que también ayuda a prevenir dinámicas de poder desequilibradas que pueden llevar a situaciones de malestar o abuso.

El rol de la educación sexual integral

Para que las relaciones positivas puedan ser una realidad, es esencial contar con una educación sexual integral que proporcione a las personas las herramientas necesarias para construir vínculos saludables. La ESI debe ir más allá de la mera prevención de ITS y embarazos no planificados, abordando temas como el respeto a la diversidad, el desarrollo de habilidades sociales y comunicativas, la gestión de las emociones, el consentimiento y la promoción del placer y el bienestar en la sexualidad.

Una ESI de calidad permite a las personas identificar y cuestionar las dinámicas de poder que pueden estar presentes en sus relaciones, promoviendo la equidad y la justicia dentro de los vínculos. Además, la educación sexual integral debe estar disponible para todas las personas, independientemente de su edad, género, orientación sexual, o condición socioeconómica, ya que el acceso a la información y a la educación es un derecho fundamental para garantizar la salud sexual.

Hacia una cultura de relaciones positivas

El Día Mundial de la Salud Sexual de 2024, con su lema Relaciones Positivas, nos ofrece una oportunidad invaluable para reflexionar sobre la importancia de construir vínculos que contribuyan a nuestro bienestar integral. Las relaciones positivas no son un ideal inalcanzable, sino un proceso continuo de aprendizaje, adaptación y crecimiento. Al fomentar el respeto, la comunicación, el consentimiento, y la inclusión, podemos avanzar hacia una cultura donde la salud sexual sea un derecho plenamente realizado para todas las personas.

En última instancia, el reto está en transformar nuestra manera de relacionarnos, tanto con los demás como con nosotros mismos. Solo a través de relaciones positivas, en todas sus formas, podremos alcanzar una salud sexual plena y sostenible, que nos permita vivir nuestras vidas de manera libre, plena y satisfactoria.

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Los titulares se desprenden de las consultas que propone la audiencia en @lic.noeliabenedetto

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