La Sexión: “A mi compañera le diagnosticaron TDAH y dice que le cambió la sensibilidad en lo sexual”

La Lic. Noe Benedetto responde consultas de los usuarios.

Me enviaron a @lic.noeliabenedetto la siguiente consulta: “Desde que le diagnosticaron TDAH, dice que algo cambió en cómo siente el cuerpo. Me dice que no le da placer lo mismo que antes, que le cuesta concentrarse en las sensaciones y que muchas veces se desconecta justo en el medio”.

El diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) en personas adultas se ha vuelto cada vez más frecuente. Es definido como un trastorno del neurodesarrollo que presenta un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad el cual interfiere con el funcionamiento social, académico o laboral de la persona. El TDAH no es solo “distracción” o “estar en las nubes”. Es una forma diferente de procesar el mundo. Quienes lo tienen suelen vivir con una mente inquieta, muchos pensamientos a la vez, dificultad para sostener la atención o para organizarse… y a veces, con mucha energía acumulada. Es una neurodivergencia: una forma distinta (y válida) de funcionar. El problema no es tener TDAH, sino que el mundo está diseñado para quienes no lo tienen.

Pero ¿qué tiene que ver el TDAH con la sexualidad? ¿Y qué significa que le haya cambiado “la sensibilidad en lo sexual”?

TDAH en mujeres y disidencias: diagnóstico tardío y género

Históricamente, el diagnóstico de TDAH ha estado sesgado por una mirada androcéntrica. Los criterios diagnósticos predominantes fueron elaborados en base a muestras de socializados varones, donde el síntoma disruptivo más evidente era la hiperactividad. Sin embargo, muchas mujeres o feminidades con TDAH presentan una forma más “interna” de la sintomatología: desorganización mental, ansiedad, olvidos, impulsividad emocional, inatención crónica. En consecuencia, muchas no fueron diagnosticadas en la infancia y vivieron su adultez con un padecimiento subjetivo no nombrado, medicalizado con otras etiquetas como depresión, ansiedad o trastornos del estado de ánimo.

El diagnóstico tardío no solo impacta en la organización de la vida cotidiana. También tiene efectos en la dimensión vincular y sexual. La sexualidad en los vínculos donde hay una persona con TDAH suele estar atravesada por desajustes en la intimidad, la iniciativa, la conexión emocional, la frecuencia sexual y la capacidad de estar presentes durante el encuentro.

¿Qué es eso de que “le cambió la sensibilidad sexual”?

Cuando una persona dice que “le cambió la sensibilidad sexual” después de un diagnóstico de TDAH, hay que tener en cuenta.

  • Cambios neuroquímicos y psicofarmacológicos: muchas personas adultas con diagnóstico reciente comienzan a tomar medicación (psicoestimulantes como metilfenidato o anfetaminas) que modifican la disponibilidad de dopamina y noradrenalina en el cerebro. Estos neurotransmisores están implicados no solo en la atención y la motivación, sino también en el circuito del placer y el deseo. En algunos casos, esto puede traducirse en disminución de la libido, preorgasmia, mayor distracción durante el sexo o una vivencia más mecánica de la excitación.
  • Redefinición identitaria: recibir un diagnóstico en la adultez puede generar una relectura de la propia historia, donde muchas experiencias (incluidas las sexuales) se resignifican. Algunas personas comienzan a observarse con más compasión, pero también con más perplejidad: “qué tanto de lo que hice o sentí fue por mí y qué tanto por mi TDAH?”. Esta incertidumbre puede afectar el autoconcepto sexual.
  • Sobrecarga mental y distractibilidad: muchas personas con TDAH tienen una mente que funciona como una radio sin botón de apagado. Pensamientos que se superponen, dificultades para sostener la atención y baja tolerancia al aburrimiento pueden hacer que les resulte muy difícil mantener el foco en el presente erótico. Como resultado, la persona “se va” del momento, se desconecta del cuerpo o del vínculo y eso impacta en la percepción del placer.
  • Hiposensibilidad o hipersensibilidad táctil: algunas personas con TDAH presentan patrones sensoriales atípicos. Esto puede implicar que ciertos tipos de tacto, sonido o presión sean percibidos como irritantes o, por el contrario, insuficientes. Lo que antes generaba placer ahora puede resultar aversivo o viceversa. Esta variabilidad sensorial no es solo una cuestión física, sino que se entrelaza con el estado emocional, la confianza y el contexto del encuentro.

El TDAH y los vínculos: más allá del diagnóstico

Es importante desarrollar estrategias de comunicación, negociación y reconexión erótica que vayan más allá del diagnóstico. El diagnóstico no puede tomarse como una “explicación mágica” de todo, sino como un punto de partida para complejizar.

Cuestiones a tener en cuenta:

  • No patologizar ni asumir que es “culpa” del TDAH: la sexualidad es plástica y cambiante. Hay momentos en los que cambia la sensibilidad, el deseo, las fantasías o la disponibilidad. Esto puede coincidir con un diagnóstico, pero no necesariamente ser causado por él.
  • Escuchar y preguntar sin juicio: frases como “¿qué sentís distinto?”, “¿qué cosas ya no te gustan y cuáles sí?”, “¿cómo puedo acompañarte mejor?” son más útiles que “¿pero no te gustaba antes esto?”.
  • Explorar nuevas formas de erotismo: si el cuerpo no responde igual, tal vez es momento de ampliar el repertorio. Jugar con texturas, temperaturas, tipos de caricias, escenas o tiempos. Lo que cambia puede habilitar nuevas posibilidades si no se vive desde la pérdida.
  • Evitar la exigencia de “volver a ser como antes”: cuando algo cambia en lo sexual, especialmente vinculado al procesamiento sensorial, la nostalgia puede volverse trampa. El foco no debería ser recuperar lo perdido, sino crear una nueva sintonía.
  • Consultar en pareja con profesionales: profesionales de la sexología con formación neurodivergencias. No todo se resuelve con medicación ni todo se habla solo en terapia individual.

En una cultura que exige rendimiento sexual, coherencia identitaria y estabilidad de preferencias, decir “ya no siento lo mismo” o “me cambió la sensibilidad” puede vivirse como un fracaso. Pero ¿Y si en lugar de ajustar la subjetividad a la norma, ajustamos nuestras expectativas, nuestras narrativas y nuestros vínculos a la diversidad real de los cuerpos neurodivergentes? El TDAH no es solo una lista de síntomas, ni un obstáculo a “superar”, es una forma de estar en el mundo. Cambiar de sensibilidad no es el problema. El problema es que nos hayan hecho creer que nuestra sexualidad tenía que ser siempre igual.

Escuchá la columna completa ACÁ:

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Los titulares se desprenden de las consultas que propone la audiencia en @lic.noeliabenedetto. Este espacio informativo no suplanta a una consulta con un/a profesional de la salud.

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