La postura que elegís para dormir puede revelar aspectos de tu personalidad

El modo en que cada persona duerme puede reflejar rasgos profundos de su personalidad, según la investigación liderada por Chris Idzikowski, coordinador del Instituto del Sueño del Reino Unido. Este estudio analizó las seis posturas más habituales durante el sueño y encontró que cada una está asociada con características psicológicas particulares, que muchas veces difieren de la impresión que damos socialmente.

Posturas y su relación con la personalidad

• Posición fetal: Más del 40% de los participantes adoptan esta postura, que consiste en dormir de lado con las piernas encogidas. Las personas que duermen así suelen parecer ser fuertes y confiadas, pero en realidad son sensibles. Pueden mostrarse tímidas al principio, pero se abren rápidamente y expresan sus pensamientos sin reservas.

• Postura de tronco: Representa al 15% de los encuestados y consiste en dormir de lado con brazos y piernas estirados. Quienes duermen así son sociables, confiados incluso con desconocidos, aunque pueden ser ingenuos.

• El orador (o postura deseante): Similar a la postura de tronco, pero con los brazos extendidos hacia adelante. Estas personas son abiertas y sociables, aunque indecisas.
• El soldado: Dormir boca arriba con los brazos pegados al cuerpo es típico de personas reservadas y tranquilas, que además son exigentes y tienen grandes aspiraciones.

• Boca abajo (caída libre): Quienes duermen boca abajo con los brazos alrededor de la almohada suelen ser muy sociables y abiertos a nuevas experiencias, aunque también pueden ser susceptibles y nerviosos.

• Estrella de mar: Esta postura, la menos común (5%), implica dormir boca arriba con los brazos alrededor de la almohada. Quienes la adoptan son leales, empáticos, prudentes y prefieren no ser el centro de atención.
  

¿Cuál es la mejor postura para dormir?

El estudio también señala que la postura boca abajo favorece la digestión, mientras que las posturas de soldado y estrella de mar pueden dificultar la ventilación, provocar ronquidos y un descanso menos reparador. Cambiar la postura habitual para dormir es difícil, ya que la mayoría de las personas mantienen la misma posición noche tras noche. Sólo un 5% reportó variar sus posturas regularmente.

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