La ciencia detrás de las experiencias cercanas a la muerte

Las experiencias cercanas a la muerte (ECM) son objeto de creciente interés en la comunidad científica, especialmente en el campo de la neurociencia, que busca entender qué sucede en el cerebro durante los momentos críticos previos a la muerte clínica. Investigaciones revelan que, incluso cuando el corazón deja de latir, el cerebro puede experimentar una intensa actividad química y eléctrica.

Un estudio realizado por la neurocientífica Jimo Borjigin, a partir de experimentos con ratones, demostró que tras la muerte clínica se produce un aumento significativo en la liberación de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina. Estas sustancias están asociadas con sensaciones de bienestar, paz y euforia, lo que podría explicar las percepciones reportadas por personas que vivieron ECM. Algunas experiencias relatadas son sensación de estar en un lugar luminoso, la percepción de música o la experiencia de una calma profunda.

Además, estas investigaciones sugieren que el cerebro podría generar recuerdos intensos y vívidos durante este estado y contribuir a relatos de encuentros con seres queridos o visiones trascendentales. Sin embargo, la ciencia también reconoce que algunas experiencias pueden incluir elementos negativos, posiblemente relacionados con la actividad cerebral en regiones vinculadas al miedo y la ansiedad.

El Caso de Charlotte Holmes

Una historia que captó la atención pública y médica es la de Charlotte Holmes, una mujer de 66 años de Kansas, Estados Unidos, que en septiembre de 2019 sufrió un paro cardíaco durante un chequeo rutinario. Su corazón dejó de latir durante 11 minutos, período durante el cual fue clínicamente muerta.

Según su testimonio, durante esos minutos su conciencia se separó de su cuerpo y pudo observar a los médicos intentando reanimarla. Charlotte describió experimentar sensaciones de paz, como oler flores hermosas y escuchar música celestial, y aseguró ver a sus seres queridos fallecidos en un escenario que se identificó como el cielo.

No obstante, también relató una experiencia contrastante, y descubrió un lugar con olores insoportables y gritos desgarradores, que interpretó como el infierno, un sitio que, según ella, Dios le mostró para comprender las consecuencias de las acciones humanas.

Charlotte fue reanimada con éxito y, tras su recuperación, dedicó su vida a compartir su historia para inspirar fe y esperanza sobre la vida después de la muerte. Falleció en 2023 tras un nuevo paro cardíaco.

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