Con números que realmente sorprenden a cualquiera, según la productora cerca de 100 mil personas, el día 2 del Cosquín Rock 2023 alcanzó el éxtasis total. Las propuestas artísticas entre lo clásico y lo moderno abarcaron multiplicidad de géneros (electrónica, urbana, rock, pop, indie, rock, rocanrol, folk, blues), aunque también, por primera vez en la historia, muchos quedaron afuera, como el caso del heavy metal y el punk rock.
Cada edición tiene sus debuts y en esta ocasión le tocó el turno al rionegrino Lisandro Aristimuño, quien desplegó su cancionero indie folk que tanta frescura le trajo a la escena argentina de los últimos años, El Doctor, dueño de la renovación del sonido urbano de los últimos años, Sofi Gabanna, una de las estrellas más luminosas del rap actual y Caras Extrañas, la diáspora de La 25, tan presente el rock callejero del último milenio.
La velada tuvo su inicio, tal como ocurre desde que son solamente dos jornadas, a las 14:30 horas. Desde allí, con una afluencia de de público muy notable desde la apertura de las puertas, el Aeródromo de Santa María de Punilla se fue poblando de gente.
Los primeros rocanroles llegaron de la mano El vuelto, la banda de Ismael Sokol (hijo de Alejandro), continuaron con Toti Iglesias y sus Jóvenes Pordioseros, que abordaron su repertorio más popular con mucha actitud en el Escenario Norte. Cruzando el Charco puso los himnos, El Plan de la Mariposa cortó con un set bien viajero para luego darle paso a lo rocanroles de la mencionada banda Junior.
En ese sitio Las Pastillas del Abuelo desplegaron sus clásicos que funcionaron como anzuelos para una multitud que se fue hacia ese sector; al mismo instante, Fito Páez certificó su subidón masivo al que llegó con “El Amor 30 Años Después del Amor”, y tuvo a la mayoría del predio rendido a sus pies. Así hizo un repaso por el disco que conmemora por estos días y no le esquivó a otros clásicos legendarios que suele tocar habitualmente (“Mariposas Tecknicolor”, “Circo Beat”, “Ciudad de Pobres Corazones”) en los festivales. Si bien el show fue celebrado, el artista tuvo algunas quejas para con la organización por la superposición de shows, más precisamente porque el sonido del Escenario Norte, dónde tocaban Las Pastillas, interfería en su recital
En el mismo momento Peces Raros dio un show tecno pop psicodélico en el Escenario Montaña. Es decir, en un instante en un mismo predio confluyeron tres artistas de excelencia y popularidad. Quizá una de las horas más intensas en todo el festival. Siguiendo con el Escenario Montaña, Bandalos Chinos reafirmó su creciente popularidad con canciones que el público ya toma como propias.
El Escenario Boomerang fue testigo del camino indie que viene realizando El Zar y 1915 desde hace tiempo, de los estribillos pop de Emmanuel Horvilleur como también del abordaje a la música de raíz folklórica que desde hace tiempo hacen Aristimuño y Feli Colina, cada una desde su lugar.
Siguiendo con artistas que innovaron los últimos años de la escena, el Escenario Paraguay tuvo en sus tablas a muchos exponentes: el dúo Intendente, Sofía Gabanna, El Doctor, Taichú y MsNina, quienes dejaron en claro la música argentina está en una etapa de innovación muy grosa.
Con el ocaso, el frío se apoderó el predio y llegaron los platos fuertes de la noche: Un indómito Dillom reventó el Escenario Sur con fuerte respaldo popular para darle paso a Ca7riel y Paco Amoroso, quienes clausuraron dicho escenario en este 2023. Ambos, junto a Trueno y Wos, son los exponentes del género urbano con más llegada al público rockero. Y eso volvió a quedar en claro en esta edición.
Asimismo, en el Montaña los Babasonicos pasaron por el tamiz del público con aprobación total a grandes gemas de su último disco, “Trinchera” y otros hits de diferentes etapas para dejarle el lugar a Tiesto, el DJ internacional, que funcionó como uno de los números centrales de esta edición e hizo bailar hasta altas horas de la madrugada a nuevas y viejas camadas de fans de la electrónica.
Por último, el tándem que por su cantidad de presencias en el evento es una marca registrada del Cosquín Rock cerró el Norte: Ciro y Los Persas, que junto a la Orquesta Sinfónica de Villa María arrancó con “Antes (y Después)” y derivó en una repaso de su último disco de versiones, “Sueños”, una serie de clásicos solistas y piojosos que todo el mundo coreó; La Vela Puerca, que expuso sus recientes canciones de “Discopático” al público del festival y mechó con varias gemas de otras épocas para darle el cierre a la única banda que estuvo en todas las ediciones: Las Pelotas, que brindaron un concierto tan emotivo como prolijo.
Ya con la madrugada soplando la nuca, algunos siguieron bailando con Tiesto, otros se empezaron a retirar de manera escalonada y con demoras de horas para tomarse un colectivo producto del inmenso caudal de público terminó una jornada histórica del festival que tuvo récord absoluto con 200 mil personas en dos noches. Un verdadero hito, que ni el más lunático se atrevió a imaginar aquel 11 de febrero del 2001, cuando se hizo la primera edición.
Por Santiago Ramos