Cultura Gamba: Winona Riders lanzó “NHQMA”
Carlos Rivarola nos trae una nueva cultura gamba con una banda que mantiene vivo el rock alternativo
Si en pleno 2024 una banda de la que muchos hablan pero que todavía pocos se atreven a escuchar como corresponde (esto sería: sin la única intención de adjudicarse el título de “Yo descubrí la Gran Cosa Nueva!”), saca un disco que huele al Nuevo Rock Argentino de inicios de los años 90 (sobre todo a Juana la Loca, Los Brujos y Peligrosos Gorriones) y al Noise irreverente y anti sistema marca registrada de los neoyorkinos Sonic Youth, tranquilamente (y con cierta euforia) podemos afirmar que el Rock alternativo está de regreso.
“No Hagas Que Me Arrepienta” es el tercer álbum de esta banda nacida y criada en el conurbano bonaerense, más precisamente en Morón, un disco muy esperado tanto por el público como por una industria musical Argentina siempre ávida de argumentos que refresquen una escena donde el Rock lentamente fue perdiendo su protagonismo.
“NHQMA” es esa obra que inevitablemente tenía que suceder. Potente cruda e incisiva; Difícil de explicar, pero fácil de entender. Una obra que coquetea con la psicodelia, el shoegaze y el Noise, pero con una actitud completamente Punk.
“Sacame el Cuero, y Sacamelo Ya!” dice la canción (“Sacame el Cuero”) con la que comienza este recorrido lleno de curvas y distorsiones que se va poniendo cada vez mas hipnótico a medida que avanza. “Hondart”, “Separados al Nacer” y “Falsos Reyes” preceden a uno de los picos más altos, “680”, que no por casualidad fue la elegida como primer corte del disco.
En “V.V” (otro de los puntos altos) los Winona Riders no solo aceleran a fondo si no que también aprovechan para interpelar la historia reciente de nuestro país dejando filtrar un par de nombres oscuros (Cozzani y Echecolatz) y redondeando una lirica cargada de contenido social.
El resto sube y baja pero nunca decae ni nunca decepciona, por el contario “No Hagas Que Me Arrepienta” cierra con la canción que le da nombre al disco, una canción de 11 minutos donde el trance ya está consumado y consumido.
Un gran disco como para tener en cuenta a la hora de elegir lo mejores del año.