“Todos quieren mi lechita”, había dicho Cato ubicado en la pasarela emplazada adelante del escenario, mientras tiraba agua hacia el público desde una botella que simulaba ser su pene. Promediaba el show de Cat7riel y Paco en Plaza de la Música y muy lejos había quedado la cruel y fría noche otoñal en la que 2500 personas se llegaron hasta el sitio. Era todo éxtasis, agite y arenga. Pues sólo una hora de este dúo bastó para convertir el lugar en una caldera.
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Ayer los dos jóvenes volvieron a tocar juntos en la Argentina tras la pandemia y Córdoba fue la plaza elegida para tal regreso bajo el nombre Paga Dios Tour. Abajo, el público, entre quienes se encontraba el basquetbolista Facundo Campazzo, los acompañó con total pleitesía, arriba una banda high class fue su soporte para pasar por encima a la multitud con una ejecución descollante y un sonido contundente. Tomás Sainz, el estupendo baterista que también toca con Wos; la magia de la DJ Anita B Queern en programaciones; Javier BH Matis desde el piano y una línea de bajo totalmente sólida, fueron el cuarteto de apoyo en un concierto que duró 90 minutos.
En la previa sonó música house a un volumen suave y, a quienes llegamos temprano, el ambiente nos hizo recordar a la presentación de Living Colours en ese mismo lugar (2013), con el predio cortado a la mitad y escasa cantidad de público. Poco a poco el reducto se completó de audiencia y para las 21: 40, cuando empezó el show, el espacio hablitado ya estaba repleto.
Se apagaron las luces, la banda se acomodó en su lugar y los dos músicos salieron directo a la pasarela: Ca7riel con un chaleco blanco con capucha y anteojos del mismo color, Paco en negro y peinado a la gomina cual Juan Domingo Perón. Inmediatamente soltaron su repertorio demoledor con Jala jala en plan intro y Paga Dios, que vio la luz este año y ya es casi un clásico del dúo.
Junto a ellos también se impuso una puesta en escena de altísimo vuelo, con iluminación a cargo de @daidedetzel, Lucas Barbuzzi y las visuales por parte de VJ Colli y Laureano Solis. El combo completo de una expresión artística total, en la cual el dúo pone la magia y todo este equipo las garantías para que los dos músicos se luzcan en cada detalle.
Lo que siguió fue un excelente paseo sonoro por difrentes géneros, como el funk, la electrónica, el soul, la salsa, una pizca de jazz y hasta momentos hardcores y nü metaleros, todos con la estética urbana que emana el dúo. En esta combinación hay roles bien marcados: Paco Amoroso, con su voz, se encarga de pelar la parte más melódica, mientras que Ca7riel de la arenga y el desparpajo con gritos guturales.
En el concierto hubo lugar para los repertorios solistas de cada uno. En el caso de Paco: Viuda Negra, Pistola Desnuda o Cerebro, entre otras; en el caso de Ca7riel con Muy bien, Keyhole o Bad Bitch. También hubo espacio para agite desde arriba del esenario (Cato invitó a que lo putéen y le tiren cosas), algo de intercambio con el público (explicar por qué habían elegido a Córdoba para este regreso) y el anuncio de algo muy esperado: la grabación de su primer álbum en plan dúo. “Estamos haciendo un disco con mi amigo. La próxima vez que vengamos vamos a tener muchas canciones nuevas”, comentó Paco Amoroso ante el estallido en aplausos de la audiencia.
Antes hubo un momento baladístico con el BZRP Music Session de Paco, en el cual las teclas de Javier BH Matis se lucieron junto una intervención estupenda de Ca7riel con su guitarra, al estilo Stevie Ray Vaughan. Para después, en Chinga sport, hacer una coreo junto a Anita que nos hizo recordar a la clásica puesta que solía hacer Cafe Tacuba , por ejemplo cuando estuvo en 2003 ese mismo predio llamado Vieja Usina por entonces.
El final llegó con mucho pogo y el espacio convertido en un vendaval de fiesta: Todo el Día, Mc Fly, Ola Mina XD y Cono Hielo marcaron el cierre de un concierto sólido y de nivel internacional. Fue un verdadero despliegue de sensualdiad, ritmo, sofisticación, potencia y energía. El dúo de la nueva generación que más público varipinto tiene la rompió toda en Córdoba. Para nosostros, los testigos de este momento, nos queda la tranqulidad de saber que está pasando algo de una vitalidad exquisita.
Por Santiago Ramos
Imágenes: Nicolás Santiago Papa