Fatiga crónica: una causa neurológica inadvertida
Sentirse persistentemente agotado, incluso después de descansar, podría tener un origen neurológico silencioso: los miniaccidentes cerebrovasculares.

Un estudio reciente publicado en Neurología revela que más de la mitad de los pacientes que sufren accidentes isquémicos transitorios (AIT) experimentan fatiga severa durante al menos un año. Estos eventos, a menudo subestimados, podrían explicar muchos casos de cansancio inexplicable en adultos mayores.
Un miniaccidente cerebrovascular ocurre cuando el flujo sanguíneo al cerebro se interrumpe brevemente, sin causar daño permanente visible. Los síntomas (debilidad muscular, visión borrosa, dolor de cabeza) suelen durar menos de 24 horas y desaparecen por completo, lo que hace que muchas personas no busquen atención médica. Sin embargo, a pesar de su carácter transitorio, la privación momentánea de oxígeno puede tener efectos prolongados. Según cifras, solo 1 de cada 30 personas identifican correctamente un AIT, lo que subraya la importancia de la concientización.
El efecto invisible del AIT
Investigadores daneses, liderados por el Dr. Boris Modrau del Hospital Universitario de Aalborg, siguieron a 354 pacientes con AIT durante un año. Los resultados, publicados en Neurología, mostraron que el 61% de los participantes reportó fatiga significativa dos semanas después del evento; la mitad de ellos se sintió exhausto un año después.
Esta fatiga no solo afecta el estado físico, sino también la concentración, el ánimo y la capacidad para tomar decisiones. Quienes ya tenían antecedentes de ansiedad o depresión eran el doble de propensos a experimentar fatiga prolongada.
Aunque el AIT no provoca una muerte neuronal masiva como un accidente cerebrovascular mayor, sí puede generar daños menores pero significativos en el cerebro. Estos daños pueden alterar áreas responsables del sueño, la memoria y la regulación emocional. La fatiga post-AIT es una sensación persistente de agotamiento que interfiere con la vida diaria, incluso tras descansar. Puede manifestarse como dolores musculares, cefaleas, problemas digestivos, dificultades para concentrarse y alteraciones del sueño.
¿Qué hacer si sospecha fatiga post-AIT?
Ante la aparición de fatiga persistente, especialmente si se acompaña de síntomas neurológicos pasajeros (debilidad, alteraciones visuales, dificultades para hablar), es fundamental consultar a un especialista. El diagnóstico oportuno y el manejo multidisciplinario, que puede incluir rehabilitación, apoyo psicológico y ajustes en el estilo de vida, son clave para la recuperación.
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