El papel de los pingüinos en la lucha contra el cambio climático

Un estudio en la Antártida reveló que las emisiones de amoníaco provenientes del excremento de pingüinos Adelia contribuyen a la formación de nubes que podrían enfriar la superficie terrestre. 

En la Antártida, los científicos detectaron niveles de amoníaco hasta mil veces superiores al promedio, originados por el viento que transportaba emisiones desde una colonia de 60 mil pingüinos Adelia, a 8 km. de distancia. El amoníaco liberado por sus excrementos interactúa con otros gases presentes en la atmósfera y forma aerosoles, partículas fundamentales para la creación de nubes.

Estas nubes reflejan la radiación solar, aumenta la cantidad de luz que regresa al espacio y, en consecuencia, enfrían la superficie terrestre. Sin embargo, el efecto varía según si las nubes se forman sobre hielo o agua. Los investigadores advierten que aún se requieren más observaciones para comprender completamente su impacto directo en el clima.

Aunque los pingüinos abandonaron temporalmente la zona, los niveles elevados de amoníaco persistieron y aceleraron la formación de partículas de nubes hasta 10 mil veces más rápido de lo habitual. Estudios anteriores en el Ártico con aves marinas identificaron un efecto similar, lo que refuerza la hipótesis de que estas emisiones naturales pueden influir en el balance climático.

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