“Creo que tengo bloqueo sexual, no sé cómo manejarme”

Recibo frecuentemente consultas al respecto, para empezar, vamos a definir qué es y qué no esto de “bloqueo sexual”. Muchas veces se lo confunde con la disminución o ausencia de deseo sexual o al cambio de disponibilidad hacia la actividad sexual debido a situaciones de estrés, conflictos vinculares, falta de tiempo, etc. Tampoco es falta de atracción o una dificultad erectiva.

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¿Qué es el bloqueo sexual?

El bloqueo sexual tiene más que ver con situaciones de inhibición o de inseguridad que implican un impedimento para la satisfacción o el placer. Por ejemplo, dudas acerca de la autovaloración del propio desempeño sexual, inseguridades acerca de la evaluación que pueden hacernos otras personas durante los guiones sexuales o bien el creer que “no vamos a saber qué hacer”, o bien que “lo haremos mal” con determinada persona durante un encuentro íntimo; otras mantienen exigencias muy elevadas con respecto a su físico y temen ser juzgadas o rechazadas de forma permanente. También están quienes padecen los fantasmas de la comparación permanente con otras compañías. Hay personas que no pueden visualizarse teniendo relaciones, o bien en el momento se quedan paralizadas.

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También puede estar relacionado con cierta represión producto de los prejuicios, tabúes, mitos y creencias heredadas de la educación sexual formal e informal recibida (tácita o explícita) y los juicios morales religiosos que escuchamos a diario en una sociedad sexofóbica. En este tipo de bloqueo operan fuertemente los condicionamientos familiares, religiosos, educativos y socioculturales.

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Por último, antecedentes de situaciones de violencias pueden impactar en la vida sexual actual de la persona.

Entonces, la represión, la baja autoestima, un concepto devaluado de la propia imagen corporal y desempeño sexual, la sobreidealización de la otra persona, la presencia de ansiedades o culpa y las violencias, entre otros aspectos, pueden provocar los llamados bloqueos sexuales.

Todo lo anterior, puede dar lugar a conflictos en los vínculos sexoafectivos, donde las peleas suelen precipitar y mantener los bloqueos sexuales

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¿Qué podemos hacer?

• En principio, dejar atrás la idea de que hay que saber qué hacer sí o sí al momento de estar con alguien, como una especie de plantilla precargada de un guión que será infalible con todas las personas en todos los escenarios posibles. Eso es una utopía que genera más exigencias que alivios.
• Elaborar los prejuicios y la mitología alrededor del rendimiento sexual propio y ajeno. Intentar trabajar nuestra “sexosofía”, es decir, el conjunto de principios y conocimientos que tenemos acerca de nuestra propia e íntima experiencia de la función sexual, sería como una filosofía acerca del sexo y del erotismo que la gente tiene en relación a sí misma, donde se ponen en juegos valores personales y compartidos. El antídoto contra la sexosofía es la educación sexual integral (ESI) orientada al placer.
• Poner en modo “recalculando” las expectativas en relación a los encuentros. El modelo del guión sexual normativo que nos venden en las series, el cine o el porno son ficción, a veces los compramos como tutoriales de lo que “debe ser” o de lo que “debemos hacer” y estos sistemas de creencias hacen que la distancia entre la realidad y el ideal sea cada vez más amplia y frustrante.
• Practicar la comunicación asertiva antes y durante el sexo puede impactar positivamente en nuestra predisposición y sensación de conexión en los encuentros, implicar a las personas con las que nos vinculamos. Cuando no nos animamos al diálogo, podemos llegar a concluir por aspectos no verbales que la otra persona no está disfrutando, o que no somos suficientemente “buenos/as”, y frustraciones varias que alimentan los bloqueos sexuales.
• Trabajar en el  fortalecimiento de nuestra autoestima. Creer que no se es lo suficientemente atractiva o que no se tiene lo necesario para satisfacer a otras personas es un obstáculo para disfrutar.
• Elaborar en espacios terapéuticos situaciones de violencias o malestar.
• Otra de las alternativas es hacer un stop temporal, detenernos hasta que nos volvamos a sentir cómodas en el plano sexual, sin exigirnos.

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Gran parte de los bloqueos están asentados en creencias erróneas acerca del sexo o de condiciones que suponemos tenemos que tener preinstaladas al respecto, ningún saber será universalmente efectivo con todas las personas, es cuestión de ir probando, ensayo y error, y para eso hay que tener las famosas #charlasincómodas. El “buen sexo”, se construye desencuentro a desencuentro.

Si con todo lo anterior, consideras que te faltan herramientas para gestionar tu bloqueo sexual, no dudes en consultar con un/a profesional especialista de la sexología.

*Este espacio informativo no suplanta a una consulta con un/a profesional de la salud.

La columna de la Lic. Noelia Benedetto es auspiciada por PLAYBOYS CONDOMS, explorá con #modoplayboy.

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