Entrevistas

Los Cocaleros: “Nunca nos traicionamos”

La banda cierra el año con el Loco Folk Fest

En meses que se cumplirán 10 años del primer disco de Los Cocaleros, la banda encabezada por Martín “il Lustra” Pose y Ariel Pantaleón, que con un sonido punk surf garagero formó parte de la columna vertebral en la novedosa escena rockera cordobesa de principios de la década.

El tiempo pasó, muchos de los grupos de esa camada quedaron en el camino y Los Cocaleros siguieron creciendo con la edición de “Abra Pampa” (2016), una obra que bucea en la canción propiamente dicha y en el sonido folk que, con una nueva formación y la producción de Julián Gómez (ex Juana La Loca), le abrió nuevas puertas a la banda en shows por grandes escenarios de todo el país. Durante ese trayecto fueron parte de los principales festivales (Cosquín Rock, Ciudad Emergente), semifinales de Camino a Abbey Road y tocaron en una jornada histórica en el Centro Cultural Haroldo Conti del sitio de la Memoria de la ex ESMA.

Después de ese torbellino de giras y cambios de integrantes floreció la palabra Cocaleros como concepto que trasciende a los nombres que lo integran y que tiene que ver con la resistencia ante el embate del algoritmo, la escucha inmediata, la pose en las redes y el amiguismo con la industria. El fruto de todo esto fue “Bonpland” (2022), un disco que aún resuena por sus letras contestatarias y por la potencia de su sonido rockero.

Para cerrar este año que llegó con nueva obra bajo el brazo, la banda organiza la segunda edición del festival Loco Folk, que será el próximo 10 de diciembre en el escenario de Casa Babylon con la presencia de las Tranki Punki. Por todo esto, y por lo que se viene, es que hablamos con el cantante y mentor de Los Cocaleros, Martín Pose, conocido como Il Lustra.

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Con casi un año de recorrido, ¿qué repercusiones tuvieron del disco, “Bonpland”? 

Lo importante de sacar un disco nuevo, luego de la pandemia, fue volver a reencontrarnos con el estudio, componer y luego poder volver a tocar en vivo por todo el país como nos caracteriza.

Los Cocaleros es un concepto que trasciende a sus integrantes, ¿con qué formación se van a presentar en Casa Babylon y qué tiene que tener un integrante para formar parte de la agrupación?

Cocaleros es sus canciones. Hay un elenco estable, luego -dependiendo la propuesta del show-, algunas piezas se pueden modificar. Cocaleros somos Ariel Pantaleón, Eze Córdoba, Luis Ibarra y quién les habla. Los mejores, sobre todo porque nunca nos traicionamos, tenemos estilo y personalidad. Eso se necesita para tocar en Cocaleros.

¿Cómo se dio esta nueva fecha de Los Cocaleros en Casa Babylon junto a las Tranki Punki?  

Con Tranki Punki siempre existió una onda y una identificación por lo que hace el otro por eso que te comentaba: nunca nos traicionamos y siempre peleamos por lo nuestro. Las llamamos para el Loco Folk Fest y se prendieron de una, son excelentes.

Alguna vez expresaron “el rock es de las pibas”, ¿creés que ahí estuvo la última gran renovación? 

Al rock, las pibas le devolvieron un elemento perdido. A través de la rebeldía se hicieron un lugar en un medio totalmente viciado, casado con la industria y súper careta. No nos olvidemos que hay bandas tradicionales de rock en Córdoba que arman movidas y cobran a otros grupos por tocar, todos lo sabemos.

 En “El sanguchero del rock” hay una queja a la industria. ¿Qué cosas de la industria actual realmente te joden? 

“El sanguchero” se refiere a cómo los que manejan la industria tratan al arte como si fuera un negocio de comida rápida, y todos somos cómplices, eso es lo que dice la canción. No hay algo que realmente me “joda”, sí me llama la atención como los productos son todos muy parecidos, suenan igual, se visten igual, ocupan el mismo lugar una otra vez y son consumidos cómo tal. ¡Es impresionante!

¿Cuál es la actual búsqueda sonora de Cocaleros?

Cocaleros es fue y será una banda en movimiento. La búsqueda, dentro del rock, nos lleva a todos los lugares que somos capaces de llegar. Ahora queda trascender esos lugares y dar, porque no, el último paso.

Por Santiago Ramos

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