Belén Poncio: “Reflexiono acerca de las ideas en contraste con la realidad de una persona, del fuego y más allá de las convicciones”
En Notify hablamos con la directora de Cuando Todo Arde, elegido Mejor Cortometraje en BAFICI.
En la edición 2024 del BAFICI la directora cordobesa Belén Poncio presentó Cuando Todo Arde, un corto que retrata la experiencia de un grupo de personas frente a los incendios forestales. El corto recibió el premio a Mejor Cortometraje y este viernes se exhibirá en el Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín desde las 17 hs. En #Notify hablamos con la directora.
Sobre las motivaciones que la llevaron a buscar una historia relacionada con la problemática de los incendios, Belén reconoció que fue un “resultado de cierto enojo o frustración que quedaron acumulados” al ver los recurrentes incendios en las Sierras de Córdoba. La destrucción del bosque y la fauna nativa a través de incendios intencionales en favor de negociados inmobiliarios, la inoperancia del Estado, el incumplimiento de la Ley de Bosques, la ausencia de presupuesto para los bomberos que combaten el fuego fueron diferentes aspectos que terminaron por formar Cuando Todo Arde, pero también, explicó la directora, “cierta sensación de esperanza de ver cómo se formaron las brigadas, cómo se organizaron y todo el trabajo que han hecho durante estos años”.
Si bien la idea era visibilizar esta situación, Poncio se orientó por encontrar una historia, un personaje, “una sensación más humana” que lleve “en un pequeño viaje sensorial y humano de un personaje de ficción”. Para esto fue fundamental el papel que asumieron integrantes de brigadas forestales, que ayudaron a construir y recrear las condiciones de su lucha. Durante todo el proceso de escritura habló con varios brigadistas, en especial Natalia Roca y Santiago Solfanelli, quienes compartieron experiencias acerca de su formación, el trabajo colectivo que llevan adelante y lo que los mueve a hacer lo que hacen.
“Más allá de estar resolviendo un problema y ocupando un rol que quizás debería ocupar el Estado, tienen una forma de organizarse que admiro mucho, que es una búsqueda de cierta horizontalidad, un trabajo en equipo, solidario, es un ambiente muy lindo, de mucha calidez”, reflexionó. “Me interesaba poder representar estos ámbitos de trabajo colectivo de la manera más auténtica”, expresó.
Un punto sobre el que pone especial atención la directora son las tensiones que se generan en estos ámbitos de acción. “Si bien estoy convencida de que el individualismo no lleva a ningún lado y que la salida es colectiva, en comunidad, con políticas públicas que resguarden los recursos de todos, sé también, por formar parte de organizaciones, que como somos humanos siempre hay diferencias”, dijo.
“Me interesa intentar ver nuevas formas de organización. Siempre tienen el desafío de que las personas tenemos miserias y defectos”, sostuvo pero aclaró que no sabe si hay solución. “Simplemente saber que vamos a estar en desacuerdo por momentos, que somos distintos y de qué manera sortear esas diferencias para poder llegar a acuerdos y para poder construir en conjunto, sabiendo que hay un bien mayor, un bien común”, indicó.
Los límites difusos y las zonas grises son parte de la realidad de los ámbitos donde la naturaleza intenta preservarse. “De alguna manera la visión capitalista y desarrollista no tiene límite, siempre que pueda avanzar, va a avanzar, va a buscar su propio beneficio individual y el negocio”, cuestionó. Por contrapartida, el Estado facilita la existencia de colores difusos al no hacer cumplir las leyes que existen, dando lugar al avance sobre otros recursos naturales. “La ausencia del Estado que va teniendo sus consecuencias”, afirmó Belén.
A nivel técnico, los brigadistas también colaboraron en el desarrollo de escenas donde el fuego era protagonista. “Era un desafío que en tan poco tiempo puedas tener esa sensación”, sostuvo. Referencias fotográficas, recuerdos y memoria guiaron esta parte del rodaje. “Decidimos que la forma en que podíamos llevarlo a cabo era con luces, con humo, con efectos especiales y que el espectador pueda sentirlo, pueda creerlo”, contó. La parte sonora fue clave para terminar de cerrar esa atmósfera que, con la acción del calor sobre los cuerpos y la transpiración transmitían el fuego “a nivel sensorial”.
La construcción de una historia que muestra las complejidades de una lucha contrarreloj donde cada segundo y cada pequeña decisión condicionan el desenlace final llevó inevitablemente a pensar un personaje tan enrevesado como el de Isabel. “Quería un personaje que no sea un ejemplo de lo que hay que hacer”, comentó la directora. Isabel, como cualquier ser humano, está envuelta en buenas intenciones, frustraciones, enojos, inseguridades, necesidad de reconocimiento… “Me parece que todos estamos formados por estas complejidades y contradicciones”, expresó la directora, que manifestó buscar “un poco más allá” y “empatizar con la humanidad de esa persona”.
La mirada sobre Isabel no es de juzgamiento, sino simple observación del camino de decisiones que emprende y el contraste con la brigada. “En la brigada todos están en la misma lucha pero quizás son mucho más conscientes y cuidadosos de saber que están en un entorno, que tienen que pedir autorizaciones y estar organizados”, comentó. “Me gustaba que ella choque con esto y que no logre terminar de entender y amoldarse y tenga algo del extremo de ir por todo sin ver las consecuencias”, agregó. La directora presentó una búsqueda de sentido en el personaje donde preguntarse si luchar, si no luchar, el por qué, el cómo trabajar las frustraciones y todas esas dudas que en algún momento llegan a resonar en nuestras cabezas.
“Reflexionar un poco acerca de dónde está, de lo que está haciendo, de las ideas en contraste con la realidad de una persona en frente tuyo y la realidad del fuego y como más allá de las convicciones qué hacer en el acá y en el ahora, si hay lugar para la compasión, si las ideas son más fuertes”, planteó acerca del personaje. Convicciones, dudas, ideas, contradicciones, irracionalidad, todo confluye en Isabel.
En consonancia con los tiempos que corren, la organización colectiva comienza a tomar particular relevancia ante las decisiones de quienes fueron elegidos para gobernar. La urgencia de los incendios generaron la creación de brigadas que asumieron su rol activo en la sociedad para enfrentar un problema complejo. Esto, trasladado a otros ámbitos, puede ser un puntapié para empezar a pensar en formas de hacer entre todos. “Admiro que son personas que están en perfecto equilibrio entre la lucha y la resistencia”, valoró Belén.
“Todos sabemos que el cine está en crisis, que el Incaa está cerrado, mucha gente ya está sin trabajo y mucho más se va a quedar sin trabajo. Sí, el Incaa siempre podría ser mejor pero si no existe el Incaa no existe la industria cinematográfica argentina”, reflexionó y aseguró que el cine nacional genera pensamiento crítico, reflexiones, identidad, ciudadanos pensantes. “Más allá de que podemos como colectivos organizarnos y seguir haciendo, seguir creando, la realidad es que hacer cine también es un privilegio si no tenés los recursos. El Incaa tiene que existir, sin el Incaa matamos al cine. No vamos a parar a de decirlo hasta que suceda para que podamos seguir haciendo el cine que queremos hacer”, expresó.
“Agradezco mucho al Bafici por haber programado la película, a Ana Lucía Frau y Mariano Dongo, al increíble equipo que se sumó a participar de este proyecto casi a pulmón de manera colectiva, a las brigadas que fueron parte y gran ayuda, Anabela Bacigalupo y Rubén Catino, la verdad que no hubiera sido posible sin ellos y sin todo el equipo”, cerró.
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