Babasonicos presentó Trinchera en Córdoba

Un show que trafique trascendencia

“¿Acaso no son el verde y el amarillo cada uno de los colores opuestos de la muerte, el verde, para la resurrección y el amarillo para la descomposición y la decadencia?” es la cita de Antonin Artaud que Luis Alberto Spinetta utilizó para su obra magna de 1973 con la idea de oposición a tanta masacre. En esa línea el grupo de Lanús creo su último disco para dejar como huella de esta nueva era post-pandémica un certificado de convivencia con la muerte. Bajo este halo Babasonicos presentó Trinchera en Córdoba, aunque en vivo, al final de cuentas primó la festividad.

Con la Plaza de la Música reventada (seis mil personas), el grupo salió a escena a las 21 40 para hacer sonar Bye Bye, que en pocos meses ya es un hit más de la banda. El sonido nítido de cada instrumento y la voz de Adrián Dárgelos como vehículo transmisor de emociones puso en marcha enseguida a los cuerpos, que bailaron y cantaron con la misma intensidad. Actos seguido y sin mediar palabra arremetieron con tres clásicos detonadores: Los Calientes, Putita y Flora y Fauno.

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Como siempre la puesta en escena extra musical es un actor fundamental en los shows de los Baba. Así, en la parte trasera del escenario había seis columnas verticales de pantallas lumínicas que transmitieron diferentes tipografías pop y motivos psicodélicos, según la canción. Delante de cada una de esas pantallas estaba ubicado cada músico (Diego Tuñón, Mariano Roger, Panza, Carca, Diego Uma) y adelante, plantado al medio del escenario, Adrián.

Abajo, el público siguió su instinto y se dejó llevar por la propuesta con bailes, griterío, agite y cánticos en casi todos los temas. El grupo decidió no tirarle el disco nuevo por la cabeza a la gente, sino más bien darle curso a una lista de hits. De las 30 canciones que tocaron, sólo sonaron seis de Trinchera y en distintos momentos del concierto, no de manera consecutiva.  Hablamos de la mencionada Bye Bye, Mimos, Paradoja, Mentira Nórdica, Anubis y La Izquierda de La Noche. 

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El repertorio abordó el costado más pop, disco, y rockero del grupo, sin tanta balada. De hecho un clásico de clásicos como Rubí quedó afuera. Ese plan de recital funcionó muy bien y la banda logró climas diferentes dentro de esa idea.  Ya sea por el trabajo de la escenografía, por los matices musicales, por sus propios movimientos o por el mismo set list.

Promediando el concierto llegó un quinteto rockero demoledor: Su Ciervo, Pendejo, Cretino, Así se Habla y Desfachatados. Para continuar en esa misma sintonía con dos caras diferentes: el hit ATP Irresponsables y el clásico de culto, Sin Mi Diablo.  Ya para ese entonces iba más de una hora y cuarenta de un show con pocas palabras: “Me derrito por decir qué público hermoso tenemos”, esbozó Dárgelos tras hacer Deléctrico, allá al principio del show, y no mucho más. Había hablado la música.

El final llegó con una trilogía compuesta por tres himnos: Yegua, Carismático y La Izquierda de La Noche.  La Plaza de la Música quedó a oscuras, con toda la puesta del escenario encendida (el código de que se venían los bises). Fue entonces que se dieron el gusto de meter el costado más baladísticos si se quiere con Suficiente y Humo, en los cuales la garganta de Dárgelos demostró sus cualidades. El final a viva voz vino con El Colmo, en el cual “canción llevame lejos” sonó en cada rincón del lugar.

Nuevamente Babasonicos dio una muestra de vigencia, con una calidad notable en la ejecución instrumental y un repertorio que penetra cada vez más como la voz cantante de las nuevas generaciones. En términos de esas clasificaciones sociales tan despectivas: Si en la década del 90 “los raros del curso” escuchaban a la banda, hoy podría ser también el grupo de “los tinchos” y “las milipilis”. Es que son pocos los tocados para llegar al nervio sensible de la sociedad y Dárgelos hace mucho entendió a la perfección eso de que el rock es una reproducción del sistema capitalista. Y lo aplicó a la perfección. ¡Salud por los Baba!

Por Santiago Ramos.

PH: Nicolás Santiago Papa

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