Aumentan los problemas de salud mental y suicidio adolescente en Argentina
El país sudamericano registra un preocupante incremento en las consultas por depresión, ansiedad, ideación suicida y autolesiones en adolescentes y jóvenes.
En el Hospital de Clínicas de Buenos Aires, Argentina, las consultas por cuadros depresivos, ideas e intentos de suicidio, autolesiones y ansiedad experimentaron un aumento del 30% entre 2023 y 2024 en la población adolescente y joven. Este incremento se suma a estadísticas igualmente preocupantes a nivel nacional: cada 20 horas, un joven de entre 10 y 19 años se quita la vida en Argentina.
Mientras que a principios de la década de 1990, la tasa de suicidios en jóvenes de 15 a 19 años era de 5 cada 100.000, cifra que se elevó a 11 cada 100.000 en 2023. Ese mismo año, 50 niños de entre 10 y 14 años se suicidaron, lo que equivale a un caso cada seis días.
Un estudio de UNICEF realizado en 2024 revela que el principal factor que afecta la salud mental de los niños y preadolescentes de hasta 14 años es la discriminación, el bullying y el cyberbullying, problemática señalada por el 43% de los jóvenes encuestados. “Los chicos identifican que los adultos no son del todo confiables ni efectivos para acompañarlos en sus crisis emocionales ni cuando intervienen para resolver sus conflictos con pares”, explica Fernando Zingman, médico especializado en adolescencia.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y diversos informes sobre riesgo suicida, por cada muerte por suicidio pueden existir entre 10 y 30 intentos.
Un problema en los métodos de prevención
Especialistas en salud mental infanto-juvenil coinciden en que la escuela juega un rol fundamental en la prevención de estas situaciones. Sin embargo, señalan que la mayoría de los establecimientos educativos carecen de espacios adecuados para que los jóvenes se expresen, los docentes no cuentan con la capacitación necesaria y los equipos de orientación escolar son insuficientes para la demanda existente. A esta falta de recursos se suma la ausencia de una ley nacional y políticas públicas específicas para abordar la salud mental en este grupo etario.
“La inversión nacional en salud mental es del 5% del presupuesto cuando por ley debería ser del 10%. Lo que se destina a la atención de la salud mental de adolescentes es apenas el 0,4%”, agrega Zingman.
¿Qué hacer ante una situación de riesgo?
Es vital estar atento a las señales de alerta que pueden manifestar los jóvenes. Estos signos pueden incluir cambios drásticos en el estado de ánimo, aislamiento social, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban, alteraciones en el sueño y la alimentación, expresiones de desesperanza o culpa y verbalizaciones directas o indirectas sobre el deseo de morir. Ante estas señales, es fundamental tomar la situación con seriedad y buscar ayuda profesional de inmediato.
Dónde encontrar ayuda:
Existen diversas líneas de asistencia y profesionales capacitados para brindar apoyo en momentos de crisis. En Argentina, se encuentran disponibles líneas telefónicas gratuitas como el 135 (Centro de Asistencia al Suicida – CAS) que ofrece escucha y contención las 24 horas del día, los 365 días del año. Asimismo, los servicios de salud mental de hospitales públicos y centros de salud pueden proporcionar atención especializada. Es crucial recordar que buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino un acto de valentía y una búsqueda de bienestar.
La prevención es tarea de todos:
La prevención del suicidio adolescente requiere un abordaje integral que involucre a familias, escuelas, comunidades y políticas públicas. Es fundamental fomentar entornos escolares seguros y contenedores, capacitar a docentes para la detección temprana de problemas de salud mental y fortalecer los equipos de orientación escolar.
La creación de espacios de diálogo y escucha activa, tanto en el ámbito familiar como escolar, puede marcar una diferencia significativa en la vida de los jóvenes que atraviesan momentos difíciles.
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