#LaSexión: “Con mi pareja tenemos un acuerdo de relación abierta: ¿Cómo socializar ese aspecto sin ser juzgados?” Salida del policlóset

La Lic. Noe Benedetto nos ayuda a salir del policlóset y perderle el miedo al juicio social.

Cada vez son más las personas que eligen vincularse de manera no monógama. Estas decisiones suelen estar motivadas por el deseo de vivir relaciones más libres y adaptadas a las necesidades y preferencias de cada quien. Sin embargo, socializar el hecho de que se está en una relación abierta sigue siendo un desafío debido a los estigmas y prejuicios sociales. Al igual que con otros aspectos relacionados con la identidad y orientación, se puede presentar el conflicto al “salir del clóset”. Hablamos de Policlóset cuando alguien mantiene relaciones abiertas o no monógamas pero no lo manifiesta públicamente.

El peso de la mononormatividad

Para empezar, es necesario comprender el contexto social en el que se enmarca el desafío de comunicar que se está en una relación abierta. Vivimos en una sociedad mononormada. La mononormatividad es un sistema de creencias y prácticas que no solo considera la monogamia como la única forma legítima de relación afectivo-sexual, sino que la posiciona como una norma social que todas las personas deberían seguir para alcanzar la felicidad y la estabilidad emocional.

Este marco normativo establece una serie de expectativas: la exclusividad sexual y afectiva es vista como el pilar fundamental del amor romántico, y cualquier corrimiento de este modelo es frecuentemente malentendida o patologizada. Las parejas abiertas, poliamorosas o con cualquier otro tipo de acuerdo no monógamo son vistas como “poco serias”, “no comprometidas”, o incluso inmaduras. Estos estereotipos provienen de una visión reduccionista y sesgada de lo que es el amor y la intimidad.

El miedo al juicio social

El miedo al juicio social es uno de los principales obstáculos que enfrentan las personas en relaciones abiertas cuando deciden hablar abiertamente sobre su acuerdo. Este miedo puede ser una manifestación del estigma internalizado, el cual lleva a pensar que la relación abierta es “inferior” o moralmente cuestionable en comparación con la monogamia. A su vez, existe el temor de que familiares, amistades o colegas no comprendan la dinámica y esto deteriore las relaciones interpersonales.

Existe un paralelismo entre el proceso que enfrentan las personas LGTBIQ+ cuando deciden “salir del clóset” y la salida del policlóset, ya que ambas desafían las expectativas de la sociedad respecto a la sexualidad y los vínculos sexoafectivos. El proceso de reconocimiento y validación de la propia identidad relacional puede generar malestares en quienes sienten que no cumplen con las normas sociales establecidas. Además, a menudo surge una ambivalencia emocional: por un lado, el deseo de ser genuinos y transparentes en las interacciones sociales, y por el otro, el temor a ser incomprendidos, juzgados o rechazados.

¿Cómo puedo hacer para socializar una relación abierta?

No existen fórmulas universales, pero sí se me ocurren algunos punteos:

1. Revisar expectativas y motivaciones personales

Antes de contarle a otras personas sobre la relación abierta, es importante que todas las personas que integran el vínculo estén de acuerdo en cuanto a las motivaciones y tiempos detrás de esa apertura.

Es crucial preguntarse: ¿Por qué queremos contarle a otras personas? ¿Qué esperamos de esa socialización? ¿Queremos validación o simplemente compartir nuestra realidad? Estas preguntas pueden ser útiles para clarificar si el deseo de socializar la relación abierta viene de un lugar de seguridad o de la necesidad de encajar en ciertos grupos sociales.

2. Elegir con quién compartir

El “salir del policlóset” no tiene que ser un evento masivo, ni tampoco tiene que suceder con todas las personas de nuestro entorno. No todas las personas están preparadas para recibir este tipo de información sin emitir juicios.

Podrían comenzar por personas de confianza, aquellas que ya sabemos que tienen una visión más abierta o flexible sobre las relaciones. En algunos casos, compartir esta información con quienes ya han expresado curiosidad o interés en temas de diversidad relacional puede hacer la conversación más fluida.

3. Claridad en la comunicación

Esto implica ser claros acerca de lo que implica la relación, de los límites establecidos y del compromiso existente (siempre que consideremos que amerita). Una de las dudas más frecuentes que suelen surgir entre quienes no están familiarizados con las relaciones abiertas es que las mismas carecen de compromiso o son sinónimo de “hacer lo que uno quiera”. Por ello, puede ser útil explicar cómo se acuerda el vínculo, a través del consentimiento, la comunicación y el respeto mutuo en la dinámica.

Establecer un diálogo claro puede ayudar a desmontar los prejuicios y a diluir malentendidos. Pueden surgir preguntas, desde las más curiosas hasta las más incómodas, y no están obligadas a responderlas; las personas monógamas no andan blanqueando la letra chica de su contrato.

4. Acercarse a redes de apoyo

Las personas en relaciones abiertas no tienen que navegar este camino solas. Existen redes de apoyo, tanto online como presenciales, que ofrecen un espacio seguro para compartir experiencias, aprender de otras y recibir contención. Además, estos espacios permiten conectar con personas que ya han atravesado el proceso de socialización de su relación abierta, lo que puede ofrecer una perspectiva más amplia y útil.

5. Autocuidado 

La apertura de una relación no implica que todas las personas la entenderán o la aceptarán inmediatamente. Enfrentar comentarios despectivos o juicios no solicitados puede ser emocionalmente agotador, por lo que es importante priorizar el autocuidado en todo momento, esto puede incluir desde actividades de relajación hasta la búsqueda de un espacio terapéutico para manejar el impacto de la crítica o el rechazo social.

6. Reconocer los tiempos de cada persona

Por último, es necesario recordar que cada persona tiene su propio tiempo y ritmo para aceptar o comprender una relación abierta. Tal como ocurre con otras formas de diversidad sexual y de género, algunas personas pueden necesitar más tiempo para procesar la información y ajustarse a una nueva realidad que desafía las normas que han internalizado durante toda su vida. No se trata de “convencer” a otras. Esto puede ser un proceso gradual,  que requiera de paciencia y empatía, tanto hacia las personas del entorno como hacia uno mismo.

Salir del clóset en una relación abierta es, ante todo, un acto de valentía. Es una forma de reafirmar la autenticidad de los propios deseos y preferencias afectivo-sexuales en un mundo que aún privilegia la monogamia como única opción válida. Al igual que con cualquier otro proceso de auto-revelación, el camino puede estar lleno de desafíos, pero también de oportunidades para crecer, tanto a nivel individual como vincular. Y aunque el juicio social sigue siendo una barrera, el trabajo conjunto de socializar con confianza y construir redes de apoyo puede hacer que el viaje sea mucho más llevadero.

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Los titulares se desprenden de las consultas que propone la audiencia en @lic.noeliabenedetto. Este espacio informativo no suplanta a una consulta con un/a profesional de la salud.

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