Marsinplast: reciclar para cambiar

Josefina Diez Barbieri, referente ambiental en Mar del Plata, está transformando plásticos y conciencias con su proyecto Marsinplast.

¿Alguna vez pensaste que un simple pote de yogur o una tapita de gaseosa podrían convertirse en algo más que residuos? Josefina Diez Barbieri, una joven activista marplatense, lo tuvo claro desde muy temprano. Con su proyecto Marsinplast, no solo recicla plásticos, sino que también está cambiando la forma en que la gente de Mar del Plata piensa sobre el medioambiente.

Josefina, licenciada en Gestión Ambiental, dedicó su carrera a la educación y la comunicación ambiental. Desde antes de la pandemia, se sumergió en el mundo del reciclaje y logró formar una comunidad comprometida. ¿El objetivo? Transformar plásticos de un solo uso en productos útiles, y con ello, concientizar a los ciudadanos sobre la importancia del reciclaje.

Su pasión por el ambiente comenzó cuando apenas tenía 9 años. “Veía los problemas ambientales desde una perspectiva apocalíptica, pero eso me impulsó a actuar”, recuerda Josefina. Recorriendo su barrio, hacía encuestas a los vecinos sobre la separación de residuos, mucho antes de que existiera un programa en Mar del Plata.

Marsinplast, nacido durante la pandemia, no es solo un emprendimiento, es una herramienta de cambio. Desde su taller, Josefina recicla envases plásticos y los convierte en macetas, porta comederos para mascotas y hasta llaveros. Su proceso, aunque sencillo, tiene un impacto profundo: cambia el destino de los residuos, que de otro modo acabarían en un basural.

El reciclaje que utiliza Josefina es un verdadero arte. Tritura plásticos, los funde en moldes y los transforma en objetos de diseño. “Cada color cuenta una historia”, dice, ya que clasifica los residuos por color para lograr productos visualmente atractivos y duraderos. Pero su labor no termina allí. A través de videos y charlas, también lleva el mensaje de cuidado ambiental a las escuelas y al municipio.

Lo que empezó como un pequeño proyecto personal, rápidamente ganó visibilidad. Su primer video, grabado con un celular en septiembre de 2020, superó todas sus expectativas. “Fue una señal de que estaba en el camino correcto”, cuenta emocionada.

¿El desafío más grande? Mantener viva la conversación sobre el medioambiente en un mundo que, a veces, parece distraído. “La pandemia despertó un interés mayor por lo ambiental, y aunque el tema ya no ocupa tanto espacio en los medios, veo que la educación ambiental ha crecido”, asegura Josefina.

Marsinplast es mucho más que un emprendimiento de reciclaje. Es un símbolo de que pequeñas acciones pueden generar grandes cambios. Como dice Josefina, “el plástico no es solo basura, es una oportunidad para transformar nuestra forma de consumir y cuidar el planeta”.

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