Núcleo del subconsumo: ¿Eco-tendencia o nuevo consumismo?
El núcleo del subconsumo promueve un consumo mínimo, pero ¿es realmente sustentable o solo una nueva faceta del consumismo?
Es probable que hayas visto contenido sobre el núcleo del subconsumo, o “tendencia de subconsumo”, que se popularizó en TikTok. Esta moda busca reducir las compras a lo esencial y útil para vivir, aplicando principios del minimalismo y un enfoque práctico que abarca desde productos del hogar y ropa, hasta tecnología y otros artículos de consumo.
De lo funcional a lo cuestionable
El núcleo del subconsumo ha despertado tanto elogios como críticas. Por un lado, algunos la relacionan con la realidad económica de América Latina, donde, a diferencia de Estados Unidos, la necesidad de aprovechar y reutilizar productos no es una novedad, sino una práctica cultural arraigada. En muchos países como Argentina, maximizar la vida útil de los objetos es más una necesidad que una elección o tendencia.
Mientras en Estados Unidos esta corriente se presenta como una respuesta tardía a los problemas del consumismo y su impacto ambiental, algunos opinan que la moda surge solo después de evidenciar los daños ya causados al planeta.
¿Una moda para todos?
La propuesta del “subconsumo core” de optar por lo mínimo de la mejor calidad posible implica desechar productos económicos y de baja calidad en favor de nuevas adquisiciones que se alineen con la tendencia. Sin embargo, esto no siempre es viable para quienes no tienen el poder adquisitivo para invertir en artículos de alta gama.
Además, el núcleo del subconsumo nace en un contexto capitalista y consumista, donde el acceso económico es clave. Se plantea como un equilibrio en el consumo, reflexionando sobre el impacto ambiental de nuestras decisiones de compra y cuestionando si realmente necesitamos nuevos productos cuando los que ya tenemos aún funcionan.
Al final, la esencia de esta tendencia no es consumir para descartar, sino adoptar un consumo consciente y moderado. En lugar de extremos, se trata de encontrar un equilibrio que tenga en cuenta tanto las necesidades individuales como el impacto en el medio ambiente. ¿Es posible adoptar un “consumo consciente” sin caer en nuevas formas de consumismo?