Uniformes escolares que crecen con las alumnas para impulsar la educación en Togo
Una empresaria estadounidense lidera un proyecto en Togo que facilita la educación de niñas y genera ingresos para mujeres locales, mediante la confección de uniformes escolares adaptables.
En uno de los países con mayores índices de pobreza, una empresaria estadounidense está liderando un proyecto que empodera a mujeres y niñas para que continúen su educación y generen ingresos para sus familias. A través de la contratación de mujeres como costureras para confeccionar uniformes escolares, se está beneficiando a dos generaciones, brindando un paquete de beneficios laborales y facilitando el acceso al sistema educativo.
Un uniforme escolar que crece junto con las niñas
La organización sin fines de lucro, conocida como Style Her Empowered (SHE), fue fundada por Payton McGriff. Lo que comenzó como un proyecto universitario en Idaho, se ha convertido en una iniciativa que asegura que niñas africanas puedan seguir estudiando durante años. Inspirada por el libro Half the Sky, que aborda la desigualdad educativa de las niñas a nivel mundial, McGriff decidió buscar soluciones prácticas a este problema. Así, se embarcó en un viaje a Nôtse, Togo, donde descubrió que el 69% de los hogares vive por debajo del umbral de pobreza y que las responsabilidades domésticas recaen principalmente sobre mujeres y niñas.
El alto costo de los uniformes escolares en esta región dificulta el acceso a la educación, lo que llevó a McGriff a identificar una oportunidad de intervención. Durante su visita, escuchó a varias estudiantes relatar cómo fueron avergonzadas y expulsadas de la escuela por no contar con un uniforme adecuado, lo que le hizo darse cuenta de que ahí estaba el punto de partida para su proyecto.
Soluciones adaptadas a las necesidades locales
Los uniformes confeccionados por SHE son simples, culturalmente adecuados y están diseñados para crecer junto con las niñas. Con tela extra en los dobladillos que permite alargar los vestidos hasta seis tallas y cordones laterales que se ajustan a distintas formas corporales, estos uniformes son una solución innovadora para garantizar la continuidad educativa.
SHE opera dos fábricas en Togo, donde las costureras reciben un 75% más que el salario mínimo y cuentan con un paquete completo de beneficios. Aunque McGriff maneja la empresa desde Idaho, los mandos intermedios están conformados por personas locales, asegurando que quienes entienden mejor las necesidades y desafíos sean quienes lideren en terreno.
“La visión desde el inicio fue que SHE se convirtiera en una iniciativa local, porque las mujeres locales comprenden los desafíos y soluciones mucho mejor que yo”, comenta McGriff. “Aunque fui yo quien encendió la chispa que originó SHE, lo que más me inspira es ver a nuestro equipo local llevar adelante este proyecto.”
Actualmente, SHE opera en Nôtse y otras 20 aldeas rurales, donde no hay servicio de recolección de basura. Para abordar otra barrera significativa para la educación de las niñas, los restos textiles se reciclan en compresas menstruales, apoyando aún más la misión de eliminar obstáculos para las estudiantes.