La organización de los Juegos Olímpicos de París 2024 se disculpó escuetamente por la parodia de la Última Cena

Una representación artística inspirada en la mitología griega desata críticas a nivel internacional.

La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024 ha desatado una tormenta de críticas a nivel internacional tras la representación artística de una “Última Cena” contemporánea. Esta escena, titulada “Festividad”, mostraba a un grupo de drag queens y al cantante Philippe Katerine interpretando una versión secularizada de la icónica pintura de Leonardo da Vinci.

La intención de los organizadores era celebrar la diversidad y la inclusión, reinterpretando un símbolo religioso a través de la lente del arte y la mitología griega. Sin embargo, la representación, que incluía elementos inspirados en el dios Dionisio, fue rápidamente tachada de blasfema por diversos grupos religiosos y políticos, especialmente en Europa.

La Conferencia Episcopal francesa, líderes de la extrema derecha europea y hasta el gobierno húngaro condenaron la escena, argumentando que se burlaba de los valores cristianos y representaba una decadencia moral de Occidente. Por su parte, los organizadores defienden la libertad artística y aseguran que no hubo intención de ofender a ninguna religión.

Este hecho ha reavivado el debate sobre los límites de la libertad de expresión, la relación entre el arte y la religión, y el papel de los símbolos religiosos en la sociedad contemporánea. ¿Hasta dónde puede llegar el arte en nombre de la provocación? ¿Es legítimo censurar una obra artística en nombre de la sensibilidad religiosa? Estas son algunas de las preguntas que ha planteado esta polémica.

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