AstraZeneca admite posible vínculo entre su vacuna y coágulos sanguíneos raros
La farmacéutica reconoció en un juicio en Reino Unido que su vacuna contra el COVID-19 podría causar trombosis con trombocitopenia (TTS) en casos excepcionales.
En un giro inesperado, la farmacéutica AstraZeneca ha admitido por primera vez que su vacuna contra el COVID-19 podría estar relacionada con un raro trastorno sanguíneo conocido como trombosis con trombocitopenia (TTS). La admisión se produjo en el marco de una demanda colectiva que se lleva a cabo en el Tribunal Superior de Reino Unido.
Los demandantes, que incluyen a familiares del joven Jamie Scott quien sufrió una lesión cerebral irreversible tras recibir la vacuna, sostienen que el antígeno desarrollado por AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford provocó en ellos una reacción adversa que derivó en la formación de coágulos sanguíneos y un bajo recuento de plaquetas.
Un cambio en la postura de AstraZeneca
Hasta ahora, AstraZeneca había negado cualquier vínculo causal entre su vacuna y el TTS. Sin embargo, en una serie de documentos legales presentados ante el tribunal, la compañía reconoció que “la vacuna AZ puede causar TTS en casos muy raros”. Si bien no se ha identificado el mecanismo exacto por el que se produce este efecto secundario, la farmacéutica finalmente aceptó la posibilidad de una conexión.
Esta admisión representa un cambio significativo en la postura de AstraZeneca, que hasta ahora había mantenido una postura firme al negar cualquier responsabilidad por los casos de TTS. La compañía había argumentado que la incidencia de este trastorno era extremadamente baja y que los beneficios de la vacunación superaban ampliamente los riesgos.
Un debate que sigue abierto
A pesar de la admisión de AstraZeneca, la comunidad científica aún no ha llegado a un consenso definitivo sobre la relación causal entre la vacuna y el TTS. Se han realizado varios estudios para investigar este posible vínculo, pero los resultados han sido mixtos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que, si bien existe un “nuevo tipo de evento adverso muy raro” asociado a la vacuna de AstraZeneca, “en los países en que actualmente se registra transmisión del SARS-CoV-2, las ventajas de vacunarse superan con creces los riesgos”.
El caso de Jamie Scott
El caso de Jamie Scott, un joven de 38 años que sufrió una lesión cerebral irreversible tras recibir la vacuna de AstraZeneca, ha sido uno de los más emblemáticos de esta demanda colectiva. La familia de Scott alega que los efectos secundarios de la vacuna lo dejaron con una discapacidad permanente y exigen una indemnización a la farmacéutica.